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Leguina: "No comprendo por qué el PSOE y UGT han ido a un estúpido suicidio"

Ambas orizanizaciones tienen que dejarse "pelos en la gatera" para lograr un acuerdo

El presidente de la Comunidad de Madrid, Joaquín Leguina, no pertenece a la ejecutiva del PSQE -su cargo orgánico más importante es el de secretario general de la Federación Socialista Madrileña-, pero siempre ha desempeñado un papel político más significativo que el de otros dirigentes regionales. Desde su punto de vista, las direcciones del PSOE y de UGT se han equivocado gravemente, y deben pagar un precio por ello -tienen que dejarse "pelos en la gatera" es su forma de expresarlo en público- en aras de un acuerdo.

Pregunta. La semana pasada se entrevistó usted con el presidente del Gobierno. ¿Le vio a punto de retirarse de la política, como insinúan ciertos rumores?Respuesta. No, en absoluto, no me dio esa impresión. Teniendo en cuenta además que hablamos del transporte público en Madrid, cosa que no se va a resolver a corto plazo, me da la impresión de que el presidente trabaja a largo plazo.

P. ¿Qué se piensa en el interior de su partido? ¿Los militantes creen que está abierta la sucesión de Felipe González?

R. Yo creo que ahora no, sinceramente. Otra cosa es que deban cambiar ciertos modos y maneras, que sirvieron muy bien para el despegue del avión, pero para la navegación quizá sea mejor otro modo de actuar.

P. ¿Se refiere a Felipe González o al conjunto del partido?

R. Me refiero al partido, sobre todo. Siendo una fuerza política socialmente integradora, el PSOE empieza a tener defectos de integración interna. Hay formas de debate que no están desgastadas, sino obturadas.

P. ¿Los firmantes del documento de los críticos le han consultado antes de difundirlo?

R. No, evidentemente.

P. ¿Y qué le parece ese documento?

R. Su contenido no me parece mal pero depende del efecto que tenga. Será bueno en la medida que permita abrir un debate. Es necesaria una apertura del partido socialista.

P. Todos estos movimientos internos en el PSOE coinciden con las expectativas de pérdida de la mayoría electoral.

R. Pues no tengo ninguna información, lo cual no deja de ser grave, porque siendo secretario general de una federación relativamente importante no tengo ni idea de lo que está pasando en cuanto a las encuestas. La verdad es que después del 14 de diciembre no me han llamado para nada de la ejecutiva federal del PSOE. Pero me parece a mí que un partido tan grande como el socialista no debe moverse sólo por encuestas.

P. Pero los canales oficiales de discusión sí han funcionado: ya hubo un primer debate en el Comité Federal del PSOE.

R. Visto retrospectivamente, ése fue un mal momento, porque era en vísperas de la apertura de las mesas de negociación con los sindicatos; y también fue un mal debate porque se expresaron cosas, desde la Comisión Ejecutiva Federal, que no abundaron en la idea de contribuir a la negociación, sino que quizá le restaron credibilidad.

P. Cuando usted habla de apertura, ¿se refiere a una actitud más flexible entre partido y sindicato o a otras situaciones?

R. Es que no se puede separar el conflicto entre partido y sindicato de las relaciones del partido con la sociedad. Este enfrentamiento entre el PSOI y la UGT ha mostrado suficientemente que la capacidad de deslegitimacíón de una organización sobre la otra es muy grande, y eso vale tanto para e sindicato respecto al partido como al contrario. Lo que tenemos que buscar es una capacidad de relegitimación mutua como hemos hecho siempre Enfrentados, nos restamos mutuamente; juntos, y aunque sea en una relación renovada, nos apoyamos. mutuamente.

"Piel de doncella" de UGT

P. ¿Y cómo se consigue restablecer el acuerdo del sindicato con el Gobierno y el partido Incluso hay una pregunta anterior: ¿para usted son lo mismo o representan algo diferente el partido y el Gobierno?

R. Son cosas diferentes. Lo que pasa es que en estos años el partido ha estado convertido en una cooperativa de terminales: el Gobierno o el conjunto de la dirección del PSOE ha entendido que el partido era la terminal del Gobierno. Eso se ha revelado casi inviable.

Con respecto al sindicato puedo hablar con menos legitimidad, pero me da la impresión de que la UGT debería haber tenido menos piel de doncella. Ha sido muy hipersensible, y a veces excesivamente cauta a la hora de responder. Claro, que todo esto lo digo a posteriori, y habría que haberlo dicho a priori. Hay que recomponer, y eso no es volver las cosas a su sitio, sino poner las cosas en su sitio. Las relaciones quizá no vuelvan a ser lo de antes, pero tiene que haber un acuerdo estratégico dentro del espacio del socialismo democrático.

P. Cuesta un poco imaginarse a un antiguo metalúrgico vasco y líder de duras actitudes comparado con una doncella.

R. No, evidentemente, claro que Nicolás Redondo no es personalmente ninguna doncella. Pero como sindicato, a veces se han sentido demasiado heridos por cosas que no llevaban tanta carga. Y habiendo dicho lo que he dicho del Comité Federal del partido socialista, que me pareció brutal, tengo que hacer otra crítica a la UGT: en la negociación de después del 14 de diciembre ha tenido poca cintura. Creo que un acuerdo hubiera sido bueno, y ahí hay culpas, que no dolo, de todas las partes.

Yo no he entendido nunca cómo se llegó a la huelga general: ni como ciudadano, ni como militante del PSOE, ni como contribuyente de UGT, porque no soy miembro activo del sindicato. Sin embargo sí la entiendo como líder del socialismo, porque he seguido paso a paso la historia de una huelga anunciada. Nadie ha puesto, ni en el PSOE ni en la UGT, una pared para evitar que eso se produjera. Ha habido momentos muy clave en los que no se debiera haber avanzado en el enfrentamiento. La salida de José Luis Corcuera de la UGT, en 1985, me parece un punto fundamental -téngase en cuenta que pasó al partido y después al Gobierno-, al igual que el modo como se levantaron las mesas de negociación entre Gobierno y sindicatos en 1988, con una falta importante de corre sponsabilidad. El proyecto de ley de Empleo Juvenil fue la gota que colmó ciertos vasos.

Antes de junio

P. Tal como describe usted el proceso, vivido desde dentro, parece como si el partido y el sindicato hubieran ido a suicidarse.

R. Pues sí. Y además un suicidio estúpido, como todos los suicidios. El ejercicio que hay que hacer es rebobinar la película y ver dónde nos hemos equivocado, y si no lo hacemos nos lo harán desde fuera.

P. ¿Está usted apelando a personas que no han estado en la primera línea de la batalla para que hagan de mediadores?

R. No, de mediadores no. El protagonismo de las direcciones de ambas organizaciones ha sido muy grande: quizá debieran hacer un esfuerzo para ceder protagonismo y dejar algunas plumas en la gatera.

P. ¿En qué plazo debería producirse, según su esquema, la recomposición de las relaciones entre PSOE y UGT?

R. Es bueno que se produzca antes de las elecciones al Parlamento Europeo, teniendo en cuenta además que ese proceso electoral será malo para todos los partidos gobernantes en Europa, porque el mensaje de la oposición aquí, en Francia, en Italia o en el Reino Unido será el siguiente: déle usted un toque de atención al Gobierno de turno por cero pesetas, cero francos, cero liras o cero libras.

P. La recomposición de la que usted habla ¿afecta a las direcciones del partido y del sindicato o también al Gobierno?

R. Ya lo he dicho antes: todos tienen que dejarse pelos en la gatera.

P. Todo este proceso puede ;eguir liderándolo Felipe González?

R. Yo creo que sí, siempre jue tenga la capacidad intelec-.ual y política de ser flexible y le afrontar problemas gruesos le forma gruesa. Y ahora tiene in problema grueso. Bueno, lo tenemos.

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