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Nujoma: "Suráfrica no juega limpio en Namibia"

El líder de la SWAPO considera que la actitud de España es un ejemplo de solidaridad

Sam Nujoma, presidente de la Organización de Pueblos del Suroeste Africano (SWAPO), considera una "vergüenza" la reducción de cascos azules decretada por los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU -EE UU, URSS, Reino Unido, Francia y China- para el proceso de paz en Namibia. Según declaró ayer el dirigente namibio a este periódico, "Suráfrica no juega limpio" en el proceso en el que España participará con 100 militares y ocho Aviocar. "Es una aportación", afirma, "a la medida de un país con pocas posibilidades pero gran corazón".

Sam Nujoma, líder de la SWAPO, organización que lucha desde hace 74 años por la independencia del territorio namibio de Suráfrica, considera que "esta vez va la vencida" y que el proceso de paz entablado por la ONU para el África austral concluirá con la libertad de su pueblo, tal como establece la resolución 435 aprobada por el Consejo de Seguridad en 1978. Entonces, cuando la independencia de Namibia parecía estar al alcance de la mano, Suráfrica se echó atrás. "Ahora, nuestra situación militar y la coyuntura internacional les obligará a mantener sus compromisos en pro de la paz", afirma el dirigente namibio que hoy finaliza su tercera visita a España.Sam Nujoma asegura que presentará su candidatura en las elecciones que decidirán quién será el primer presidente de la Namibia independiente. Los sondeos apuntan a una probable victoria de la SWAPO.

Pregunta. ¿Qué opinión le merece la reciente decisión de la ONU de reducir de 7.500 a 4.650 los efectivos de las fuerzas pacificadoras destinados a Namibia?

Respuesta. La SWAPO considera que las actuales circunstancias políticas y militares en Namibia son mucho más explosivas y peligrosas que en 1978, cuando fue adoptada la resolución 435 de la ONU y se decidió que las fuerzas pacificadoras para garantizar el proceso de paz deberían alcanzar los 7.500 hombres. Entonces, las tropas surafricanas estacionadas en Namibia ascendían a 47.000 soldados. Ahora se calcula que su número ha subido de tal forma que hay un soldado surafricano por cada doce habitantes del territorio [la población de éste es de 1.200.000 personas]. Por eso insistimos en que, en lugar de disminuir el contingente de cascos azules, la ONU debería aumentarlos para garantizar su cometido. Desafortunadamente, los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU decidieron unilateralmente la reducción de sus efectivos, alegando su imposibilidad por financiar el presupuesto que haría posible el plan inicial, unos 700 millones de dólares. Me parece una vergüenza y una inmoralidad que, con todo el dinero que estas naciones gastan en armamentos destinados a matar, decidan ahorrar a costa del proceso del que depende el futuro de todo un pueblo. Da la impresión de que no les importa demasiado la defensa de los derechos humanos y la justicia en la que han comprometido su prestigio...

Inquietud por la paz

P. ¿Qué le hace temer por el proceso de paz en Namibia?

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R. El pasado día 1, el Gobierno provisional de Namibia, copia del que en Suráfrica mantiene su poder sobre el principio del apartheid, celebró unas elecciones reservadas a la minoría blanca en las que el lema del Partido Nacional, filial del que Gobierna en Pretoria, fue el de oposición a la aplicación de la resolución 435. Despierta cierta inquietud el hecho de que Suráfrica no haya condenado estos llamamientos que piden a la minoría blanca se preparen a tomar, las armas, en caso de que el proceso siga su curso.

Además, hay trampas que los surafricanos están poniendo en marcha de cara a las próximas elecciones: intentar documentar a 40.000 bandidos de UNITA -la guerrilla angoleña financiada por Suráfrica que ha operado desde Namibia- para que voten en nuestras elecciones; o el fijar el límite de edad para los votantes a 21 años, en lugar de los 18 años como suele ser habitual en estos casos par a restar un 30% de los votos previstos para la SWAPO. A ello hay que añadir las agresiones que aún continúan contra los civiles namibios en zonas del norte del país por parte del ejército surafricano. Ante estos hechos cabe preguntarse: ¿Es éste el comienzo de un proceso desestabilizador?

P. Los recientes acuerdos parecen haber sellado la cesión del enclave del puerto de Walvis Bay a Suráfrica...

R. Walvis Bay es parte integrante de Namibia. La SWAPO no reconocerá jamás la soberanía que Suráfrica se atribuye en base a unos supuestos derechos heredados de la colonización británica. Con las armas o con la negociación, recuperaremos Walvis Bay.

P. ¿Qué relaciones tendrá en el futuro Namibia con Suráfrica?

R. La Namibia independiente se unirá a la cooperación económica y política con los países de la línea del frente para presionar contra el fin del apartheid, que la propia ONU ha definido y condenado como un crimen atroz.

P. ¿Cuáles son las perspectivas para las relaciones entre España y Namibia?

R. Extraordinarias. Durante los años del exilio, España se ha convertido en una segunda casa para la SWAPO y ello constituye un elemento prometedor para el futuro. Quienes, con muchos más recursos que España, consideran excesivos los gastos para salvaguardar el proceso de transición hacia nuestra independencia, deberían tomar ejemplo de este pequeño país que no ha dudado en enviar a Namibia nada menos que ocho aviones. Para redondear, lo que ahora le pedimos a España es que aproveche su presidencia en la CE para arrastrar a sus demás socios a una condena tajante del apartheid y la imposición de sanciones económicas contra Suráfrica.

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