Prioridades

La brecha entre un Tercer Mundo en precaria subsistencia y un Primero que continúa mirándose el ombligo es cada vez mayor. El nuevo paradigma ecológico, de las necesarias relaciones entre las sociedades humanas y su entorno está aún por desbrozar.El tema de la libertad de opinión y del respeto a las creencias de los demás está a la orden del día con el caso Rushdie. Ha muerto Thomas Bernhard. Para los amantes de efemérides y cultos necrológicos vanos: se cumple el primer centenario de la fundación de la sociedad fabiana de Londres, aquel puñado de socialistas pacifistas y utópicos ingenuamente convencidos del inevitable y lógico triunfo del socialismo; el segundo centenario de esa revolución que aquí nunca tuvimos y algunos dicen que seguimos pagando; el segundo centenario de George Washington como primer presidente de Estados Unidos; el centenario de la doble alianza entre Alemania y Austria-Hungría, que tanta cola trajo, y aun antes, hace ya ocho siglos, Saladino destruye los reinos cruzados francos.

El papel de las mujeres en las nuevas sociedades islámicas, de la atrayente Benazir a la valiente Asma Malímud. ¿Qué pasa con el genocidio rumano? ¿Qué ideas, si es que ha lugar, tiene Bush sobre España? ¿Conseguirá la CE convertir a España en la reserva maderera de los doce y en el mayor campo de tiro de Europa? ¿Avanza la bioética al mismo ritmo que la ingeniería genética? ¿Cuál es el papel del ocio en la sociedad del creciente desempleo? Etcétera.

Ahora bien, al señor Ludolfo Paramio, de profesión sus inquebrantables adhesiones al poder, EL PAÍS, le concede la página de Opinión, tan codiciada, para que nos cuente cosas tan importantes como sus previsibles gustos musicales o se queje de cómo su cuñado-canguro le desordena los discos de Bob Dylan. A eso le llamo yo tener claras las prioridades y el interés del lector. Enhorabuena a ambos: intelectual (?) y medio de prestigio (?)-

Madrid.