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El Comité Económico y Social de la CE vota a favor de una Carta Social Europea

El Comité Económico y Social (CES), organismo consultivo de la Comunidad Europea, ha aprobado por 135 votos a favor, 22 en contra y 8 abstenciones un informe en el que se postula la necesidad de una Carta Social Europea que garantice los derechos fundamentales de los trabajadores dentro de] mercado único. Las diferencias de intereses entre los interlocutores sociales que se dan cita en el CES han impedido formular un marco jurídico concreto.

El presidente del Comité Económico y Social, Alberto Masprone, señaló que "antes de finales de 1989 se deberá adoptar en la CE el instrumento que garantizará la protección de los derechos sociales fundamentales". Su entrada en vigor, que es "indispensable" para el buen funcionamiento del gran mercado único a partir de 1992, tendrá que hacerse con un calendario fijo, pero no hay posibilidad de acuerdo durante la presidencia española.El borrador de este mínimo de derechos que debe garantizar la llamada dimensión social europea fue demandado al CES el pasado 9 de noviembre por el presidente de la Comisión Europea, Jacques Delors, y el entonces comisario responsable de la política social, Manuel Marín. El resultado de unos trabajos que habían despertado tantas expectativas no puede ser más decepcionante. El borrador demandado ha quedado reducido a un recordatorio de los derechos ya definidos por las Naciones Unidas, el Consejo de Europa, la Organización Internacional del Trabajo y la OCDE.

Además, el CES pide que se garanticen derechos que permitan un desarrollo equilibrado del gran mercado único, tales como la información y consulta de los trabajadores en caso de reestructuración o fusión de impresas, la protección contra el despido, la prohibición del uso abusivo del trabajo atipíco transfronterizo y la aplicación de las leyes sociales en vigor.

Tras este vago informe, ahora serán los Estados miembros de la CE y la propia Comisión Europea los que tendrán que lidiar desde cero las diferencias sustanciales de puntos de vista.

Muestra de las discrepancias es que 13 de los 24 representantes británicos votaron en contra y dos se abstuvieron. En cuanto a los españoles, se opusieron tres de los cuatro represenantes empresariales presentes y el otro se abstuvo.

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