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Conversaciones para la estabilidad

El objetivo de la Alianza Atlántica en las conversaciones sobre fuerzas convencionales que el mes próximo se reanudan en Viena es sobre todo mantener la estabilidad en el continente europeo. La actual actitud de la URSS, abierta a la retirada de armamento y a una mayor transparencia informativa, es, según el ,ener autor del artículo, un signo positivo que puede dar cabida al optimismo.

Quiero exponer unos cuantos antecedentes sobre tres cuestiones: cómo la OTAN se ha planteado o va a plantearse las conversaciones sobre fuerzas convencionales en Europa, cuáles son las razones de tal planteamiento y, finalmente, las iniciativas de Mijaíl Gorbachov, lo que está ocurriendo en la organización de¡ Pacto de Varsovia.Desde un principio, la OTAN ha planteado la cuestión de las armas convencionales como problema que necesitaba resolverse de forma tal que se derivara una estabilidad mayor para el continente europeo.

Se recordará que, durante años, la alianza occidental ha denominado al foro en cuestión Conversaciones sobre Estabilidad Convencional, porque la estabilidad era, en efecto, su objetivo. La idea no era meramente la de reducción de fuerzas como objetivo real; el objetivo era el de aportar mayor estabilidad a un continente en el que la presencia de fuerzas militares era tan cuantiosa.

Una de las cosas que parecían muy evidentes para las autoridades occidentales era la dificultad de conseguir estabilidad en un continente cuando un país -me refiero a la URSS- dominaba en grado tal las estructuras de fuerza militar existentes. Quiero decir con esto que en la mayoría de los casos puede apreciarse que las capacidades militares de la Unión Soviética han sido -y además de forma exponencial- superiores a las de cualquier otro país de Europa, sin excluir a los miembros más fuerte de la OTAN.

De modo que cuando nos hemos planteado la cuestión hemos analizado el problema en sus reales dimensiones. Y el problema no lo constituían esas fuerzas militares robustísimas representadas primeramente por las de la URSS y secundariamente por las del Pacto de Varsovia sino también su estructuración, ubicación y lo que quiero llamar doctrina operativa.

Sé que son muchas las declaraciones que se han hecho sobre la orientación defensiva de la doctrina militar soviética. Más que polemizar con ellas quiero señalar que, situándonos en un escalón inferior y observando la forma en que operan esas fuerzas militares, la doctrina aparece impulsada por la idea básica de que, si hay conflicto, éste ha de librarse en terreno del adversario, y que, en términos básicos, el adversario ha de ser aniquilado o, si se prefiere, empujado hasta el mar.

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Pautas de avance

Y por eso dichas fuerzas se hallaban estructuradas y organizadas para desarrollar ese tipo de capacidad. Elementos vitales para dicha capacidad y para la puesta en práctica de esa clase de doctrina operativa eran los carros de combate, la artillería y la capacidad de transporte rápido de tropas: esto es, la toma y conservación de territorio con el fin de aplicar pautas de avance.

Así pues hemos centrado nuestro planteamiento en esas categorías del equipo militar: carros, artillería y lo que llamamos vehículos de transporte de tropa. Los vehículos blindados de transporte de tropa son de difícil definición, pero son, de todos modos, lo que su nombre indica. Son vehículos blindados cuya utillidad principal es la de transportar tropas y que tienen en algunos casos bastante capacidad de combate activo, por lo cual también se los denomina vehículos blindados de combate.

En diciembre del año pasado, la alianza de la OTAN perfiló su propuesta para las conversaciones que darán comienzo a primeros de marzo. Los rasgos principales del planteamiento: el reconocimiento de la existencia de un número muy excesivo de carros de combate en territorio europeo.

Ese número muy excesivo puede estimarse en unos 72.000-75.000 si se cuentan los que hay en reserva, en plantas de montaje, en fase de modificación, etcétera.

Lo que ha dicho la OTAN es que la cifra es muy excesiva, y que por qué no se empieza por reducirla a la mitad como primer objetivo. Mitad que se cifraría en unos 40.000 carros, calculada a grandes rasgos.

Esos 40.000 carros tendrían que repartirse entonces equilibradamente entre Este y Oeste, de forma favorable a la estabilidad y cercana a la paridad. Se podría, pues, fijar un objetivo aproximado -sin sacralizar cifras- de 20.000 carros por cada lado.

Indicamos luego que aquello distaba de ser suficiente, pues no podía persistir una situación, como la que ya he caracterizado antes, en la que uno cualquiera de los países contara con la mayoría.

Así que manifestamos que, básicamente, ningún país debería tener más del 30% de esa cifra total de 40.000 carros. Y ello significa en realidad que ningún país debe tener más de 12.000 carros.

Detengámonos por un momento a ilustrar la trascendencia de esta medida para el caso de la Unión Soviética. Ahora cuenta con 37.000 carros, y el objetivo sería reducir la cifra hasta 12.000, aun así el triple aproximadamente de lo que cualquier país occidental posee en estos momentos.

Número restringido

Dijimos también que no era justo que un país europeo tuviera una parte fundamental de sus fuerzas de carros estacionadas en territorio de otro. Se hizo, pues, el planteamiento de que un país sólo podría estacionar en territorio de otro un número muy restringido de los carros con que contase, dentro del total de 12.000 que pudieran convenirse como tope.

Además de esas normas básicas de planteamiento de la: negociaciones queremos proponer varias medidas estabilizadoras, medidas intrusivas de verificación. En la próxima negociación sobre medidas de confianza esperamos que los programas de observación convenidos en 1986 permitan profundizar en la relación entre Este y Oeste sobre asuntos militares.

Querríamos que hubiera mayor recurso a los programas de inspección negociados en 1986 y mucha, mucha más transparencia en relación con las instituciones militares.

Por ello, en esa negociación sobre medidas de confianza vamos a proponer también que todos los Estados de Europa se intercambien informes bastante detallados sobre estructura, organización y emplazamiento de sus fuerzas en Europa.

Todo ello es complementario del objetivo general de aumento y profundización de la seguridad en Europa, en el afán de conseguir un continente más pacífico en el que la amenaza de conflicto convencional o de conflicto en general haya decrecido considerablemente; un continente en el que, con el tiempo, la carga defensiva de varios países haya disminuido de forma sensible y en el que se colme la aspiración ciudadana de vivir en un lugar más pacífico.

Lo que creemos que ha sucedido es que, a diferencia de lo ocurrido durante 15 años de negociación en Viena en la que no hemos conseguido que el Este afronte de forma concreta la cuestión del suministro de datos, en la que no hemos podido hablar de reducciones significativas, ahora asistimos precisamente a un giro radical que viene de la mano del Gorbachov y del Pacto de Varsovia, y que consiste en que el Este tiene -o dice tener- mucha más disposición a referirse a sus propias fuerzas.Retirada unilateral

Los anuncios hechos por Gorbachov sobre retiradas unilaterales de fuerzas, y más recientemente los hechos en la RDA, Hungría, Polonia y Checoslovaquia, constituyen señales positivas para el futuro. Va a haber sin duda -una vez se lleven a efecto tales reducciones- un cambio notable en el sentido de la configuración de fuerzas del Pacto de Varsovia.

Ahora bien, para mí está claro que esas reducciones son significativas con relación a la forma en que las fuerzas armadas soviéticas y del Pacto de Varsovia han operado conforme a la doctrina por la que se han regido durante muchos años.

Si esas reducciones redundan en una estructura de fuerzas transformada, una estructura que no les permita traducir la doctrina de carácter ofensivo en que hasta ahora se ha sustentado su organización, creo que está justificada la actitud positiva de la OTAN al respecto.

Señalaré, no obstante, que la URSS todavía conservará 27.000 carros de combate después de efectuar la reducción de 10.000 que se propone acometer, es decir, entre cinco y seis veces más que cualquier otro país europeo, y 15.000 por encima del nivel de unos 12.000 que consideramos debe tener.

De forma que queda mucha negociación por delante.

Los principios que he esbozado en relación con las fuerzas de carros son igualmente aplicables a las de artillería y de transportes blindados de tropas. Si también se reducen esas categorías de fuerzas -y efectivamente nuestro objetivo es que sean reducidas hasta que se establezca cierta paridad de capacidad-, habremos avanzado un paso más hacia los que son los objetivos de la OTAN.

A mi juicio todavía hay muchas cuestiones sobre las que hay que tratar. Seguimos pensando que es acertado el planteamiento adoptado por la OTAN de que hay que alcanzar una situación de cierta paridad de capacidades, de que ningún lado ha de poseer lo que un oficial alemán ha llamado capacidad de invasión, esto es, la capacidad de tomar y mantener territorio, y de que hay que alcanzar una situación de mayor apertura, diálogo y estabilidad.

Lynn Hansen es jefe de la oficina de asuntos multilaterales de la Agencia de Estados Unidos para el Control de Armamentos y el Desarme.

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