Sin piso y desvalijados
La familia de Alicia Calle se aloja actualmente en una vivienda de alquiler, con una renta mensual de 115.000 pesetas. Otros vecinos viven temporalmente en apartamentos arrendados por 80.000 pesetas. Mientras, Julia Iglesias Chozas, una vecina de 75 años de edad, se refugia en una pensión. El portal de Antonio Grilo, 6 está cerrado a cal y canto: pocas semanas después de ser desalojado ha sido presa del pillaje, en ausencia de sus moradores.Cuando se efectuaban las obras de rehabilitación del edificio de la calle de San Bernardo, iniciadas el pasado verano, los vecinos padecieron numerosas anomalías: vibraciones en las paredes, ruido permanente, muebles que se caían... "Una estantería repleta de libros, situada sobre las camas de mis hijos, se descolgó de improviso y se desmoronó, rompiendo una mesa y dos sillas al caer", relata Alicia Calle.
Los alquileres que pagan los vecinos desalojados superan sus limitados recursos. Ahora tienen que afrontar los gastos con la ayuda de familiares, en tanto se resuelve su litigio con la empresa Covimar. Dos locales comerciales -una peluquería y una tienda de repuestos para máquinas de escribir- también han tenido que abandonar su emplazamiento tradicional. Otras tres viviendas y un comercio, situados en el número 8 de Antonio Grilo, se encuentran en la misma situación.
Los vecinos han denunciado en la comisaría de La Latina la "absoluta falta de protección policial". Al encontrarse sin vigilancia, sus pisos han sido desvalijados y sus enseres, destrozados, y el seguro no cubre los daños por actos de pillaje o vandalismo.
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