De la presidencia al obispado
Esta mujer, menuda y decidida, despierta gran expectación entre las mujeres y los negros. "Que nadie crea que no tengo preocupaciones y sentimientos, que no titubearé ni daré tantos tropezones como los hombres", dice.Para aquellos que han permanecido en silencio durante tanto tiempo, ella se ha convertido en su portavoz, pero está claro que ambos grupos gozan de gran energía y perspicacia, lo que las iglesias necesitan desesperadamente.
Vine a Boston para averiguar más cosas de la nueva obispa, que ahora tiene 58 años. Nacida y criada en el barrio alemán de Filadelfia, con padres de la clase obrera, Barbara fue la segunda de tres hermanos. Toda la familia participaba de la vida de la iglesia local, San Bernabé.
Recibió una buena educación en el instituto femenino local, y a los 18 años se incorporó a la compañía Joseph V. Baker Associates, una firma de relaciones públicas de propiedad negra que se dedicaba a las relaciones entre sociedades y la comunidad negra. En 10 años era presidenta de la compañía.
Durante estos años descubrió la iglesia del Abogado en Filadelfia, descrita por su pastor, Paul Washington, como "la cuna donde nació el movimiento negro en Filadelfia".
La iglesia alimentaba a los hambrientos, acogía a los que no tenían hogar, alentaba a los desesperados. Era la encarnación del tipo de cristianismo en el que Barbara Harris creía, y trabajó muy duramente en sus proyectos.
Al mismo tiempo, dedicaba sus esfuerzos a la Asociación Nacional para el Progreso de la Gente de Color en manifestaciones y campañas patrocinadoras, y en 1965 tomó parte con Martin Luther King en la marcha por la libertad de Selma a Montgomery (Alabama).
Las 'once de Filadelfia'
Bárbara Harris estaba desafiando al sistema de otra manera también. En la histórica fecha de julio de 1974, en la que 11 diáconos femeninos fueron ordenados de forma irregular (las once de Filadelfia, como se las conoce), Barbara Harris encabezó la procesión en la iglesia del Abogado, llevando la cruz. Un año más tarde empezó a pensar en ordenarse ella misma. Después, con el tiempo se convirtió en sacerdote. Fue en 1980.
Desde entonces ha trabajado como párroco y como capellán de prisión, y ha escrito y dirigido una revista activista social, El Testigo.
Por la Iglesia abandonó su puesto ejecutivo en la Sun Oil Corporation. La pasión que presta a los temas de justicia, su intensa preocupación por todos los marginados, especialmente negros y homosexuales, es ampliamente conocida.
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