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HACIA LA PAZ DE CENTROAMÉRICA

La 'contra' busca a la desesperada una vía de salvación

Antonio Caño

ENVIADO ESPECIALLa contra busca desesperadamente una vía de salvación después del acuerdo de Costa del Sol, en El Salvador, en el que los cinco presidentes centroamericanos se comprometieron a desmovilizar las fuerzas de la Resistencia Nicaragüense (RN). Confundidos y divididos, los líderes rebeldes tratan de definir su futuro. Los más perjudicados por la decisión de la cumbre centroamericana han sido los dirigentes más comprometidos con el aparato militar y con EE UU: Enrique Bermúdez y Adolfo Calero. Bermúdez, ex coronel del Ejército somocista y líder de las tropas antisandinistas desde su creación en 1981, no tiene ningún porvenir político en Nicaragua y pretende alargar al máximo la vi da de la contra.

Enrique Bermúdez ha anunciado que no tiene intención de disolver su ejército hasta que las elecciones anunciadas en Nicaragua hayan dado lugar a un verdadero sistema democrático. "No le tememos a la lucha política", afirma el dirigente rebelde. "A lo que le tememos es a que, en base a promesas, el régimen sandinista consiga desarticularnos y después haga lo que quiera".Aliado tradicional de Bermúdez, Adolfo Calero siente también cómo se apaga su llama política con los nuevos vientos surgidos de la cumbre centroamericana. Sus posibilidades electorales en Nicaragua, como líder conservador, no serían despreciables, pero no parece por el momento que Calero, bien instalado económicamente en Estados Unidos y bien relacionado con la Agencia Central de Inteligencia norteamericana (CIA), se decida a regresar pronto a su país.

Adolfo Calero también es contrario a que la contra se desarme como consecuencia del acuerdo de los presidentes centroamericanos, del que desconfía profundamente. "Basar un acuerdo en promesas de Daniel Ortega es como atar un perro con chorizos", dice.

Su posición, explica, es la de esperar hasta ver si los sandinistas; cumplen sus compromisos. "Siempre hemos dicho", añade el líder rebelde, "que estábamos dispuestos a cambiar las armas por democratización. Si este acuerdo consigue llevar la democracia a Nicaragua, sea bienvenido, y nosotros cambiaremos las armas por la pluma. De lo contrario, tenemos la oportunidad de seguir luchando".

El papel de César

Lejos de Calero y muy próximo ya a reiniciar una actividad política prometedora en el interior de Nicaragua se encuentra Alfredo César. Es el dirigente contra con más posibilidades, sin olvidar que está limitado por un carácter excesivamente ambicioso que lo ha. llevado en el pasado a varios errores de precipitación, como, por ejemplo, su entrada en la cúpula de Resistencia Nicaragüense, a la cual sigue perteneciendo nominalmente.

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Alfredo César tiene previsto volver a su país, según él mismo confesó a este diario, "entre finales de mayo y finales de julio", en función de cómo se den dos condiciones: que ya exista un acuerdo para la repatriación de los combatientes de la contra y que hayan sido fijadas "las reglas con las que se va a funcionar".

César cree que, en esta oportunidad, sí "existe una posibilidad de que los sandinistas cumplan. Estos acuerdos son los más difíciles de incumplir de todos los que se han firmado hasta ahora", considera.

En su opinión, "la única opción que la Resistencia Nicaragüense tiene en estos momentos es hablar con los presidentes centroamericanos para asegurar que el proyecto de repatriación contemple las posiciones de RN y hablar con la Administración norteamericana para que apoye los compromisos alcanzados en Costa del Sol, presione en favor de la democratización que se está contemplando y respalde política y económicamente el plan de repatriación".

Plan de desmovilización

Alfredo César cree que el Gobierno de George Bush está "completamente embarcado en este acuerdo", pero, al mismo tiempo, estima que "Estados Unidos no va a deshacerse totalmente de la contra armada hasta que no se vean avances en los acuerdos" firmados por los cinco presidentes.

El dirigente rebelde manifiesta que después del plazo de 90 días que os jefes de Estado se han dado para elaborar el plan de desmovilización de la contra "los sandinistas tendrán que negociar con RN, aunque sólo sea para firmar el acuerdo de paz definitivo".

César cree que, sin esa firma, "la Administración norteamericana no va a sentarse a dialogar con los sandinistas". Hasta ahora, el Gobierno nicaragüense se niega a sostener nuevas conversaciones con la contra, a la que considera un cadáver político.

César es, no obstante, optimista sobre todos estos aspectos, y espera trabajar pronto en el interior de Nicaragua en favor de la creación de una fuerza socialdemócrata y de la formación de una candidatura única de oposición para las elecciones, que se celebrarán, a más tardar, el 25 de febrero de 1990.

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