Argelia y Túnez convencen a Gaddafi para que asista a la 'cumbre' magrebí
El presidente argelino, Chadli Benyedid, y su homólogo tunecino, Zeni Al-Abidine Ben Alí, consiguieron convencer ayer, en la capital tunecina, al coronel libio Muammar el Gaddafi para que asista a la cumbre magrebí que comienza mañana en Marraquech (Marruecos). Chadli se trasladó a Libia para entrevistarse con Gaddafi y posteriormente ambos volaron hacia Túnez.
Durante la conversación entre Chadli y Gaddafi, Ben Alí telefoneó instando a ambos a trasladarse a la capital tunecina para discutir trilateralmente la presencia libia en la cumbre de Marraquech. Una reunión a la que veía con reticencias el dirigente libio, antes de estas entrevistas.Después del encuentro en Túnez, Gaddafi declaró, que asistiría a la reunión de Marraquech, "sobre la que fundamentamos nuestras esperanzas para conseguir la unidad del Magreb árabe, como primera fase de una unidad árabe global que libere Palestina".
Chadli Benyedid puso en juego todo su prestigio y el de Argelia para lograr que el coronel Gaddafi viaje finalmente a Marraquech. Para empezar, Gaddafi tiene aún una cuenta pendiente con el rey Hassan II, al que no perdona el hecho de haber recibido en 1986 al líder laborista israelí, Simón Peres. En la última cumbre de todos los países árabes, celebrada en Argel el pasado junio, Gaddafi cubría su mano derecha con un guante, para, explicaba él mismo, "no tocar la mano de aquel que ha estrechado la de un sionista". Aún más, el coronel libio no está entusiasmado con la idea de una comunidad económica magrebí semejante a la europea, propuesta por argelinos, tunecinos y marroquíes. Él desea una "fusión inmediata y total" de los cinco países árabes del noroeste de Africa, e incluso, según declararon el pasado fin de semana portavoces libios, pretende que a esa quimérica unión se añadan Mali, Níger, Sudán y Chad.
El líder libio teme asimismo abandonar su país pocas semanas después de su último enfrentamiento con Estados Unidos, en el cual la aviación norteamericana abatió sobre el Mediterráneo dos aparatos de la Yamahiriya. Hassan II, según ha informado el diario Al Ittihad, de los Emiratos Árabes Unidos, ha pedido y obtenido de la Administración norteamericana un firme compromiso de que Libia no será atacada durante la estancia de Gaddafi en Marraquech. La visita de Chadli Benyedid a Marruecos, la pasada semana, permitió establecer un aún provisional eje Rabat-Argel, base del mercado común que, con la excepción de Gaddafi, aspiran a comenzar a construir los jefes de Estado magrebíes convocados a Marraquech. Argel, Rabat y Túnez son firmes partidarios de la presencia de Libia en esa comunidad magrebí, en la filosofía expresada por Benyedid en una entrevista con un periódico norteamericano de que "aislar a Gaddafi puede llevarle a aliarse con el diablo".
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