_
_
_
_
Tribuna:EL OMBUDSMAN
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Danza de ediciones

Las cinco ediciones que como mínimo lanza diariamente EL PAÍS acarrean problemas a veces imprevisibles, que luego se reflejan en fallos irreparables. Los últimos que han sido protestados por los lectores se refieren a repetición de noticias y a ausencia de otras. Desde Figueres (Gerona), Óscar Vico no comprende cómo EL PAÍS no publicó la reseña del partido de baloncesto que el Real Madrid jugó en Italia el 24 de enero. Desde Lucerna (Suiza), Joaquin Vergés protesta porque en días consecutivos (a finales de 1988) el periódico repitió una misma información deportiva. Era la segunda vez que ocurría en muy poco tiempo. Vergés recuerda la frase de que "no hay nada más viejo que el periódico de ayer".El primer caso se refiere a la edición de Barcelona, la que llega a Figueres. Esta edición ha adelantado sus horarios de cierre. "Por este motivo", explica el jefe de Deportes, Emilio Pérez de Rozas, "los primeros ejemplares a veces no incluyen acontecimientos que finalizan muy tarde". Aquel partido jugado por el Real Madrid en Italia se incluyó en una urgente segunda edición; de la primera habían salido muy pocos ejemplares (sin duda, algunos llegaron a Figueres), y "al día siguiente se consideró que no era necesario repetir la crónica".

En el caso de Lucerna ocurrió que la edición en la que se repetía la crónica de un partido de baloncesto ya publicada un día antes estaba destinada a otras zonas, aquellas que en la fecha anterior recibieron una edición que no llevaba noticia del encuentro, debido a la hora en que terminó. Se cometió una equivocación en el envío. Por desear servir a unos lectores, involuntariamente se damnificó a otros con la reiteración de una misma noticia.

La expansión del diario en el extranjero ha obligado a un complejo dispositivo de distribución para poder estar en el día en la mayoría de las ciudades europeas. Para que esto sea posible, la primera edición tiene que salir de Madrid por vía aérea antes de la medianoche. Hacia las tres de la madrugada, el periódico llega a Bruselas, y desde allí es reexpedido, también en avión, a diferentes puntos del continente, salvo algunos de Suiza, que son servidos en vuelos directos a aquel país. Una perfecta coordinación entre los responsables de las diferentes ediciones y el servicio de distribución puede evitar fallos como el señalado por el lector de Lucerna.

Es fácil que no haya sido el único producido por esa danza de ediciones, que exige un riguroso control. Pero tal vez sea, si no el último, de los últimos: en ese espíritu se han tomado recientemente afinadas medidas.

Otras circunstancias ajenas al periódico (problemas de líneas aéreas, climatología, distribuidores, etcétera) pueden frustrar ocasionalmente este propósito.

Surtido de errores

No hay error cometido en las páginas del periódico que no sea advertido por algún lector. Por ejemplo, Francisco Arazil caza en la sección de Deportes un disparate de cálculo: "Para llenar las 24.000 plazas del campo", escribió un cronista, "es necesario que uno de cada ocho malteses -son 300.000- asista al partido". Y no, no es así, porque las matemáticas no engañan. Arazil puntualiza: "Una cosa es el 8% y otra dividir por ocho. Si se le ocurre a uno de cada ocho malteses ir al fútbol, habrían ido 37.500 espectadores, creando un problema de orden público y de orden físico".

También en Deportes, a un redactor se le escapó que un jugador sólo pudo "llegar al onceavo lugar". Quería decir undécimo lugar, claro. El gazapón ha sido cobrado por Antonio Muñoz.

En las páginas de Cultura, Roberto Pastor ha encontrado dos inexactitudes. En una información sobre el monasterio de Yuso, de San Millán de la Cogolla, se decía que el histórico monumento estaba en el valle de Nájera, en la logroñesa Rieja alta. Pastor protesta por los "escasos conocimientos geográficos" del redactor de la noticia. "No existe este valle", puntualiza, "sino el valle del río Najerilla, pues al valle le da nombre el río y no la ciudad, como comprenderá cualquier lector". Y en cuanto a la "logroñesa Rioja alta", muestra su sorpresa: "Esto no existe", aclara, "será La Rioja Alta, pero no logroñesa, pues La Rioja es una región geográfica, y políticamente una región autónoma". Logroño es la capital de La Rioja. La Rioja es una comunidad autónoma uniprovincial cuya capital es Logroño.

Error equivalente a éste se ha repetido más de una vez con otra comunidad uniprovincial, Cantabria, la antigua provincia de Santander. Hay que insistir: son santanderinos los pertenecientes o relativos a la ciudad de Santander, capital de Cantabría; cántabros, los pertenecientes o relativos a Cantabria.

El asiduo comunicante del ombudsman Armando López Carrasco, vigía celoso del respeto a la historia, señala el error deslizado en un reportaje sobre Trotski (5 de febrero). Pedro Sorela escribía que una nieta de Trotski fue liberada en 1949 de la cadena de encarcelamientos y deportaciones con la que Stalin la castigó. Y añadía: "Esa liberación ocurrió sólo porque Stalin ya había muerto". "No hay tal", advierte López Carrasco: Stalin murió el 5 de mayo de 1953. "El error es garrafal", reconoce Sorela, "y no admite más vueltas". Para averiguar el origen del traspié, ha revisado sus notas sobre el debate que en torno a Trotski ha tenido lugar en Madrid y que dio origen a su reportaje. Admite que se hizo un lío con las anotaciones, alguna tan confusa que se prestaba al equívoco.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_