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Noriega prepara su estrategia para seguir en el poder tras las elecciones de mayo

Antonio Caño

El régimen panameño proclamó el pasado lunes una terna de candidatos para las elecciones presidenciales del 7 de mayo que permita al general Manuel Antonio Noriega y al Ejército mantener el control de la situación política en este país. La proximidad de los comicios agudiza la crisis en Panamá, donde no existen, por el momento, perspectivas de una solución por medio de las urnas.

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El general Noriega ni siquiera hizo acto de presencia durante la larga jornada de los comicios de los ocho partidos que respaldan la fórmula oficialista. No era necesario; su figura difícilmente podía encontrar competencia por parte de tres candidatos de escasa relevancia política y menos carisma popular. El aspirante a la presidencia, Carlos Duque, es un empresario de 59 años, diabético y asmático, a quien se le tiene por bien relacionado con Noriega. Pese a que pertenece al Partido Revolucionario Democrático (PRD) desde el día en que éste fue fundado por el general Omar Torrijos, es prácticamente un desconocido para el pueblo panameño. Fue secretario de finanzas del partido hasta que hace menos de un año ascendió a la presidencia de la organización.El candidato a la primera vicepresidencia puede convertirse en el hombre de más influencia de la terna oficialista. Se trata de Ramón Sieiro, quien, además de cuñado de Noriega, es un político de más raza que Duque. La campaña revelará que Sieiro, con mucha más energía, más juventud y menos kilos que el candidato a presidente, es el verdadero motor de la candidatura. Tras él queda un simple complemento como aspirante a la segunda vicepresidencia, Aquilino Boyd.

Deterioro económico

Las posibilidades de que este trío obtenga la victoria en unas elecciones limpias se antojan remotísimas. A la impopularidad acumulada por Noriega hay que añadir ahora el deterioro provocado por un año de bloqueo económico por parte de Estados Unidos. Para la oposición resulta muy sencillo convencer a los votantes de que con ellos volverán los dólares a Panamá.Para superar todos estos obstáculos, algunos sectores del PRD proponían candidatos puramente torrijistas que procuraron recuperar el entusiasmo popular tras las ideas del fundador del régimen panameño. Para ello, la persona ideal hubiera sido, según distintas fuentes, la embajadora de Panamá en España, Berta Torrijos, hermana del general desaparecido, o incluso el actual presidente, Manuel Solís, quien ha realizado una gestión satisfactoria a los ojos de los torrijistas.

En su lugar, Noriega ha preferido el torrijismo descafeinado que representa Duque y el norieguismo inconfundible de Sieiro. En opinión del secretario de Relaciones Exteriores del PRD, Nils Castro, esta terna es la concesión que ha tenido que hacer la izquierda del partido a favor de una reconciliación a medio plazo con Estados Unidos. "No queremos un estado de conflicto permanente con los norteamericanos", dice Castro.

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El dirigente del PRD asegura que se celebrarán unas elecciones limpias y que se irán abriendo paulatinamente los medios de comunicación opositores, actualmente clausurados. Si esto se cumple, resultará muy difícil una victoria del Gobierno. Aunque hasta el momento no se ha realizado ninguna encuesta seria -el semanario Newsweek cita una que da un 80% de panameños partidarios de que Noriega deje el poder-, es perceptible en este país un fuerte estado de opinión contrario al Gobierno.

No importa que los candidatos de la oposición tengan tan escaso atractivo como los del Gobierno, ya que el proceso electoral se plantea como un plebiscito sobre Noriega y sobre el régimen de fuerte influencia militar iniciado por Torrijos hace 21 años.

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