El amigo Assane
Un pueblo de Granada se moviliza para que no sea expulsado de España un trabajador senegalés
La policía de Granada decidirá hoy si expulsa de España al senegalés de 19 años Assane Dieng, que carece de pemiso de residencia. Sus siete compañeros de trabajo, habitantes de Salar (Granada), que el lunes iniciaron una huelga de hambre, intentarán que las autoridades den un nuevo plazo hasta octubre para que regule su situación. Mientras, el Ayuntamiento de Salar estudia nombrarle hijo adoptivo. Assane ha trabajado en tareas agrícolas, trata a sus compañeros de "hermanos" y asegura: "Yo valoro más la amistad de los blancos, porque tenemos distinto color".
Assane Dieng, contra la opinión de su padre, decidió hace tres años marcharse de Senegal. Llegó a Francia y luego residió en el País Vasco y Barcelona vendiendo objetos de regalo. "En Senegal no llevaba la vida que quería. Le dije a mi familia que me iba a marchar. Mi padre se opuso, y yo le pedía que me diera trabajo o dinero". Assane estuvo trabajando el pasado año como vendedor ambulante en Granada, donde reside un tío suyo, pero no le gustaba la ocupación porque "no da para vivir". Entre junio y septiembre de 1988 trabajó en un vivero y cargando lechugas en Zafarraya, localidad vecina a Salar.Poco después se unió a un grupo de trabajadores de varios pueblos de Granada que se dedica a explotar en común tierras de labor arrendadas y que comparten los beneficios e incluso viven juntos en un cortijo de Salar. Entre ellos hay un maestro que después de impartir sus clases en un colegio coordina actividades de formación entre los componentes del grupo. Otro senegalés, Ture Tuba, vive con ellos.
Los compañeros de Assane, junto con buena parte del pueblo, son los principales defensores de su permanencia en España. Un centenar de personas de Salar ha desfilado por el Ayuntamiento donde permanecen en huelga de hambre. "La solidaridad es difícil medirla, pero aquí están las firmas recogidas", señala Eduardo, miembro del grupo. Los escolares de Salar han enviado poemas a Assane.
"Hay que reconocer que en el pueblo hay cierto miedo a que Salar se convierta en un sitio de venida de negros. Es un temor bastante comprensible, pero Assane es una persona comunicativa y es fácil tomarle cariño. Además, nosotros no vamos a acoger a todos los descarriados, para eso está Caritas", alega Eduardo.
"Trabajo y formación"
"Ellos me dan trabajo y luego clases de formación. Aquí tengo libertad y tengo de todo", relata Assane. El joven es incapaz de decir de cuántos miembros consta su familia: "Ahora, no lo sé. Mi padre tiene cuatro esposas. Sé que mi madre tiene nueve nijos . Uno de sus hermanos reside en América y desde allí le llamó porque había mucho trabajo. "Yo a quien quiero es a mi gente y no el dinero", repone Assane.El joven tiene caducado cualquier permiso de residencia. El pasado 9 de diciembre, el Gobierno Civil le dio un plazo, que termina hoy, para regular su situación que, sin embargo, sigue igual que entonces. Sus compañeros quieren que la policía le dé un permiso provisional hasta octubre, cuando haya terminado la campaña agrícola y que luego regrese a Senegal de vacaciones. Assane asegura que echa en falta a su madre y hermanos: "Recuerdo a los míos porque les quiero mucho, pero he decidido no vivir más en África. Allí iré sólo de visita".
Sus compañeros opinan que el Gobierno Civil de Granada "fue generoso al no haberle expulsado hace dos meses, pero en cambio ha sido hipócrita porque no ha dado solución al caso, ya que temen que se convierta en un peligroso antecedente". El grupo de agricultores desea solucionar pronto el problema de Assane ya que a finales de mes comienzan los trabajos en el campo. En Zafarraya sembrarán coliflores y en Salar tomates. "Ganando la causa de Assane ganamos en libertad y democracia", dice Eduardo.
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