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El Grupo de los Siete cree que ni la inflacción ni los tipos de interés exigen 'operaciones de cirugía'

Francisco G. Basterra

Las perspectivas de la economía mundial son positivas, más brillantes que hace unos meses, y ni el dólar, la inflación o los tipos de interés exigen operaciones de cirugía. Con este diagnóstico confiado, del que sólo escapa el nubarrón de la deuda de los países en desarrollo, los ministros de Finanzas y los gobernadores de los bancos centrales del Grupo de los Siete se despidieron en la madrugada del viernes en Washington, tras una reunión de rutina que no mereció tan siquiera un comunicado final, en la que reafirmaron que no hay nada que hacer que no se esté ya haciendo.

Los grandes de Occidente reafirmaron en la capital norteamericana que cooperarán para mantener la estabilidad de los tipos de cambio y aceptaron la idea de que su estrategia sobre la deuda del Tercer Mundo ha fracasado y debe ser reformada. Pasaron revista a varias ideas, centrándose en cómo estimular a los bancos privados a que incrementen el insuficiente nivel actual de créditos, sin llegar a ninguna conclusión. Pero ordenaron a los técnicos que estudien las distintas propuestas que hay ya sobre la mesa.La reunión de abril del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial, en Washington, es la próxima oportunidad para avanzar hacia una nueva estrategia de la deuda. Pero una decisión final que enterraría el Plan Baker sólo se adoptaría en la cumbre económica de jefes de Estado y' de Gobierno de los siete, el 14 de julio en París, informó el primer ministro japonés, Noboru Takhesita, tras entrevistarse con Bush.

Mientras los siete (EE UU, Japón, la RFA, el Reino Unido, Italia, Francia y Canadá) celebraban su primera reunión con George Bush ya en la presidencia, los mercados ponían a prueba su política de intervención coordinada. Para evitar una subida del dólar, que se aproximó al nivel secreto, considerado como máximo tolerable, de 1,9 marcos o 140 yens, la Reserva Federal norteamericana y una decena de bancos centrales vendieron el viernes, masivamente, dólares para intentar detener el alza.

El Grupo de los Siete reiteró que mantendrá el dólar a los niveles actuales -bastante altos- que se consideran aceptables, y el ministro de Finanzas de Japón, Tatsuo Murayama, insistió tras la reunión que "debe haber coordinación en la política de los tipos de cambio". "En este sentido no hay cambios", explicó, tras la reunión, el anfitrión de la misma, el secretario del Tesoro norteamericano, Nicholas Brady. Las expectativas inmediatas son de un dólar más alto.

Aumento del empleo

El anuncio, el viernes, de un aumento del empleo y un fuerte crecimiento de la economía norteamericana presagian que la Reserva Federal, para enfriar la economía y evitar el rebrote de la inflación, subirá los tipos de interés a corto haciendo más atractiva la compra de dólares.

El encuentro no ha tenido "nada de misterioso", añadió Brady. Y uno de los ministros participantes consideró que "no era esencial y no está explicado por ninguna necesidad especial". La ausencia de circunstancias excepcionales que exijan un cambio brusco de política, explica la decisión de no emitir un comunicado conjunto.

Pero a pesar de la ausencia de novedades, el responsable de las finanzas alemanas, Gerhard Stoltenberg, y su colega francés, Pierre Beregovoy, que habían insistido en la celebración del encuentro, vuelven satisfechos a Europa. Dijeron que se ha garantizado la continuación del proceso de consultas y de cooperación económica Japón y, sobre todo, los socios europeos del club de los siete obtuvieron garantías de que la presidencia de Bush está "firmemente determinada" a reducir el déficit presupuestario, que provoca inestabilidad en el sistema económico internacional.

La reunión de Washington ha servido de presentación de la nueva Administración ofreciendo, le primera mano, seguridades sobre la actitud económica internacional de Bush. EE UU mantendrá el proceso de cooleración y comprende, aunque Brady no ofreció detalles de cómo se hará, que tiene que redi icir el déficit fiscal. "No tengo razones para dudar de su intención", dijo Berogovoy Un alto millonario norteamericano explicó que "parecían satisfechos, pero no prometimos nada específico".

Y, según los responsables europeas asistentes, en la cena del jueves y en las sesiones del viernes se avanzó en el debate de afrontar el problema de la deuda eterna del Tercer Mundo. Ya Bush, antes de asumir el poder, pidió una revisión total del Plan Baker y dijo que quizá no sean suficientes las soluciones técnicas.

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