Las agendas del secretario
M. C.ENVIADA ESPECIAL, Robert Descharnes manifestó ayer a este diario que él, personalmente, "nunca" ha tenido conocimiento de la existencia del testamento realizado por Dalí el 20 de septiembre de 1982 hasta que la Prensa lo ha hecho público. Consultadas las agendas (material que Descharnes guarda preciosamente) de su actividad en aquellos días, recuerda que el día 16 "estaba en el Morgan Manhattan Storage, de Nueva York, con Miguel Doménech y con los abogados de Cécile Grindel (hija de Gala). Según su agenda, Miguel Doménech volvió a España ese mismo día, y él lo hizo el día 24 del mismo mes con destino a Francia.
En su opinión, nadie debía conocer el contenido del testamento. No obstante, recuerda que el 11 de abril de 1983 el notario Foncillas Casaus acudió a la Torre Galatea. "Es la única noticia de este señor que recuerdo y que tengo anotada en mi agenda", dice Descharnes. En dicha ocasión se pidieron dos testimonios (los dos, maridos de las mujeres al servicio de Dalí). "Ya que no se pidió a Arturo Caminada que él mismo fuera testimonio, algo que hubiera parecido más lógico y razonable a todos, se especuló que debía tratarse de una gestión que iba a serle personalmente favorable a Arturo". Descharnes lamenta que no haya sido así y considera "muy desagradable y triste el trato testamentario para con Arturo Caminada", chófer del pintor.
"Época madrileña"
Según Descharnes, en contra de lo que se ha dicho, Doménech no pudo Influir en la redacción del testamento de Dalí: "Doménech no conocía apenas a Dalí y no estaba en una posición que le permitiera influir en él". "Es cierto, no obstante, que aquella era una época muy madrileña. Unos años antes se habían exagerado los problemas fiscales y políticos de Dalí en España; sobre todo a través de la Prensa se había asustado al artista. Con la preparación de la antológica, la concesión de condecoraciones y título nobiliario, Madrid consiguió realmente tranquilizarle".
Descharnes reconoce: "Pujol fue una de las primeras personas que vino a tranquilizar a Dalí. Fue en París, durante una visita efectuada en el Hotel Meurice, el 24 de marzo de 1981". Pero añade Descharnes: "El Gobierno central compró dos cuadros a Dalí, y le pagó un millón de dólares por'ellos, una cantidad muy considerable entonces. La Generalitat, en cambio, nunca le ha comprado nada, sólo ha participado en la adquisición de la mitad de la Torre Galatea, la otra mitad la pagó el Ayuntamiento de Figueres. Pero esta mitad sigue aún siendo propiedad de la Generalitat, no fue ni donada ni regalada a Dalí. Y eso, para Dalí, son, o eran, gestos indiscutibles, evidentes, que no conseguía olvidar".
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