El Vaticano bloquea la celebración de un concilio sobre desarme y ecología
El cardenal Joseph Ratzinger, prefecto del ex Santo Oficio o Congregación para la Doctrina de la Fe, ha bloqueado la celebración de un concilio mundial sobre la paz, el desarme y la ecología, solicitado por los jefes de las confesiones más numerosas, bajo el pretexto de que tal concilio iría "contra la esencia misma de la Iglesia".
Por su parte, la revista de comunión y liberación 30 Giorni acaba de revelar que se está organizado un viaje del papa a Suráfrica para abril del año próximo. Como preparación a dicho viaje, y para salir al encuentro de las posibles críticas, la comisión Justicia y Paz está elaborando un documento contra el racismo. En él, además de la condena del apartheid, aparecerá también el rechazo de las discriminaciones a poblaciones aborígenes de Australia y Canadá, de los emigrados de color y de las minorías étnicas y religiosas.El cardenal ha justificado teológicamente su actitud ante el concilio con estas palabras: "La Iglesia no puede transformarse en una especie de movimiento político a favor de la paz mundial, cuyo logro se convertiría en su razón de ser". Más aún, "el intento de querer instaurar la paz a través de una unión mundial de las religiones conduce a una peligrosa proximidad con la tercera tentación de Cristo: "Te daré todos los reinos del mundo si postrándote me adoras", ha teorizado Ratzinger. Y ha explicado que esto es cierto, ya que de ese modo "la paz mundial se convertiría en el supremo bien al que todos se someten y para cuya consecución todos los actos religiosos se convertirían en meros medios".
Según el prefecto del ex Santo Oficio, no se puede olvidar que el Nuevo Testamento predice sobre el anticristo, que se presentará "como mensajero de paz y de seguridad". Y citando la carta de san Pablo a los fieles de Tesalónica, recuerda que en ella se dice: "Y cuando se diga: paz y seguridad, entonces les cubrirá la ruina".
Ratzinger manifestó sus opiniones en Ginebra durante el quinto encuentro entre cristianos y musulmanes en Chambery. Las argumentaciones de Ratzinger son, sin embargo, dificiles de conciliar, incluso con los discursos del mismo Papa en los que ha hablado con pasión de la urgencia de que los cristianos contribuyan a crear un mundo de paz.
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