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SANIDAD

Los servicios de urgencia de los hospitales atienden problemas sociales más que sanitarios

Las urgencias de los hospitales están saturadas porque atienden problemas que son más de tipo social que sanitario. En este diagnóstico coincidieron ayer los especialistas presentes en la inauguración del nuevo servicio de urgencia del hospital La Paz, de Madrid. Esto se refleja en la inflación que registan las urgencias en las grandes ciudades -Madrid registra un aumento del 10% al año, y en París han subido un 500% en 10 años- y sólo puede solucionarse con medidas sociales y políticas, según Miguel Martínez Almoina, coordinador de los servicios de Ayuda Médica a Urgencias en París.

Los incrementos tan acusados en la utilización de los servicios de urgencias "no se producen porque la gente esté más enferma, sino porque es demasiado exigente y acude al hospital por prisa más que por urgencia", afirma el doctor Martínez Almoina. "Para parar esto", continúa, "alguien debe tomar la decisión de obligar a la gente a utilizar bien a los médicos de cabecera y dejar de abusar del sistema". Según este especialista, los servicios de urgencia son "víctimas de su calidad técnica, ya que la gente les ve como el único albergue que permanece abierto día y noche y donde todos los problemas pueden resolverse porque cuenta con las recursos más potentes de la sanidad".Los datos ofrecidos por el doctor Suárez Alonso, jefe de medicina interna en urgencias, corroboran la descripción anterior. Sólo el 12% de las personas que acuden diariamente al servicio de urgencia del hospital general de La Paz son ingresados.

Por decisión propia

Tras esos ingresos queda "un amplio 85% de enfermos asistidos. El 72% de ellos acude por iniciativa propia, y sólo un 10% llega al hospital enviado por otro médico", según el doctor Suárez. En cuanto al tipo de patología, un 25% de los pacientes que llegan al hospital son estimados como no urgente; un 34% es urgente, pero puede resolverse sin acudir al hospital, y sólo un 20% se considera verdadera urgencia hospitalaria.Julián García Vargas, ministro de Sanidad, señaló que "el cambio en el tipo de demanda ha sido tan rápido que no ha dado tiempo a adaptarse. Se le pide al hospital que dé respuestas a situaciones de soledad, angustia y nuevas formas de marginación, como la drogadicción". Miguel Martínez Almoina afirma que en un estudio comparativo sobre los servicios le urgencia de Londres, París, Nueva York y Madrid, son los de estas dos últimas ciudades los que reflejan un funcionamiento más óptimo. Según el coordinador de los servicios de ayuda Médica a Urgencias (SAMU) en París, las urgencias de Madrid son las que están mejor estructuradas para examinar a un número alto de enfermos. Nueva York es la ciuad que ha resuelto más satistctoriarnente el problema que plantean los traslados urgentes.

Este úlltimo aspecto es el gran reto que tienen que afrontar en el futuro los servicios de urgencia. José Rodríguez Álvarez de la Marina, jefe de sección de cirugía general, afirmó que en la mortalidad que se produce durante el traslado al centro hospitalario hay una parte de responsabilidad "nuestra, porque la asistencia hay que prestarla cuando se necesita y donde se necesita".

Teléfono y ambulancias

El problema de la rapidez, así como el de la selección del tipo de asistencia que se requiere, se ha solucionado en París con un servicio telefónico y una red de unidades de vigilancia intensiva (UVI) móviles conectadas con los hospitales. "Cuando pusimos el teléfono, muchos médicos franceses dijerom que no se puede hacer un diagnóstico por este sistema. Los norteamericanos, en cambio, opinan lo contrario. Yo creo", explica Miguel Martínez, "que las telecomunicaciones permiten hoy día otras formas de actuar. Generalmente recibimos muchas consultas que no deben llegar a urgencias y se resuelven con los consejos que damos por teléfono o con la actuación de una enfermera. Si la situación que nos plantean requiere la presencia de un médico, lo enviarnos, y en los casos que es preciso el traslado al hospital se manda una ambulancia. Como último eslabón están las UVI móviles, unas 300, que se desplazan al propio domicilio del afectado. Nuestra experiencia es que se abusa mucho de estas unidades; tenemos que conseguir que salgan más los médicos de cabecera y las ambulancias".

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