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El 'plan Primavera" argentino fracasa en el control de la inflación

El plan económico de emergencia del Gobierno argentino (llamado plan Primavera por la Prensa porque comenzó a aplicarse el pasado mes de agosto) no puede controlar la inflación, el único objetivo que se proponía hasta las elecciones generales que se realizarán el próximo 14 de mayo. El asalto de un comando guerrillero suicida al regimiento de Infantería de La Tablada producido el lunes 23 de enero paralizó los escasos proyectos de inversión, impulsó el alza del dólar y desalienta a los acreedores extemos que apoyan al equipo económico.El presidente del Banco Central, José Luis Machinea, regresó de Estados Unidos sin cerrar ningún acuerdo. Los banqueros decidieron esperar hasta las elecciones para tratar con el ganador las nuevas condiciones. Argentina no paga los intereses de su deuda desde el pasado mes de abril y acumula ya un atraso de 1.000 millones de dólares. Los funcionarios del equipo económico argentino aseguran que en abril "habrá cambios importantes" en el tratamiento de la deuda externa. Según ellos, el Fondo Monetario Internacional y la banca acreedora han comprendido "el problema político", y el propio candidato oficialista, Eduardo Angeloz, que concluye esta semana su gira europea, ha declarado que "las señales son claras" sobre ese posible cambio.

Estrategia gubernamental

La estrategia del Gobierno argentino, apoyada en principio por el Banco Mundial, consistía en una reducción de la inflación por la convulsiva retracción de la demanda interna y en la promoción de las exportaciones industriales.

El Banco Central acumuló reservas calculadas entre 3.000 y 4.000 millones de dólares para sostener el plan Primavera, obligó a los bancos a aumentar sus fondos de garantías y elevó la tasa de interés para los ahorristas a un promedio de entre el 11 % y el 13% en depósitos a 30 días.

Las consecuencias fueron inmediatas: el consumo interno se redujo al mínimo, las empresas transformaron sus dólares en australes para beneficiarse con una tasa de interés que duplicaba a la de la inflación y en sólo dos meses ingresaron al país unos 2.000 millones de dólares de capitales llamados "golondrina", que también se aprovecharon de la situación.

La actividad económica, gravemente afectada ya por la crisis del sistema integrado de energía que obliga a cortes periódicos de electricidad en todo el país, sufre ahora las consecuencias políticas del ataque terrorista.

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