Sólidos edificios se derrumban
Ahora que el sueño es materia de actualidad a través del eufórico Tacker, de Coppola, bien merecerá la pena la contemplación del excelente filme de Louis Malle Atlantic City, que es también una reflexión sobre el sino de los soñadores, sólo que planteada desde la desazón y supliendo el optimismo por la melancolía, la nostalgia. El personaje de Burt Lancaster, claro está, no es Preston Tucker. Su vida de ilusiones perpetuas y nunca alcanzadas se deteriora y derrumba paralelamente al de esos sólidos edificios que un día fueron la gloria de la ciudad y hoy son trompetas que anuncian el fin de una época y una estirpe, la de nuestro viejo Gatopardo, gánster de guardarropía, perdedor nato que, aun así, sabrá pasear al fin las calles con la cabeza bien alta.Una bella fábula sobre la existencia, el paso del tiempo y el desvanecimiento de los sueños, Atlantic City la rodó Malle con tacto y elegancia, sin cargar las tintas sentimentales, todo y ser una historia donde los sentimientos brotan a cada instante. Tan tiernos, patéticos, humanos son sus personajes. A quitarse el sombrero ante la portentosa Interpretación del veterano Lancaster y la penetrante personalidad de Susan Sarandon en su papel de aprendiza de croupier, testimonio de los tiempos que se avecinan: la ambigua relación entre estos dos personajes revela el desesperado entendimiento que todavía puede darse entre lo viejo y lo nuevo.
Atlantic City, viernes a las 22
20; César y Cleopatra, sábado a las 2.00; El médico de Stalingrado, sábado a las 7.15, todas ellas por TVE-1. Tengo 17 años, a las 17.30 por TVE2.
El mismísimo George Bernard Shaw fue el guionista de César y Cleopatra, ambiciosa producción histórica que reúne un reparto de primera y constituye un pastel kitsch tan irresistible como curioso, protagonizado por Vivien Leight; salvo error, esta película no se ha repuesto en las pantallas ni se ha visto en televisión, resultando, por tanto -y la anuncian en versión original subtitulada-, una cita obligada para el aficionado.
La alemana El médico de Stafingrado pretende la reconstrucción documentada y realista de un capítulo de la II Guerra Mundial, y Tengo 17 años nos contará las tropelías que a esa edad podía hacer una Rocío Dúrcal con problemas de conciencia.
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