El retorno de una obra antigua

Con la representación de Acis y Galatea, zarzuela de Cañizares y Literes, cuyo aria Confiado jilguerillo ha hecho célebre Victoria de los Ángeles, terminó en el Círculo de Bellas Artes el I Encuentro de Música Antigua, patrocinado por el Inaem, el Ayuntamiento, la Comunidad, el Círculo y El Corte Inglés.Quizá haya sido esta resurrección lo más importante de un ciclo al que la profusión de conciertos madrileños nos ha impedido asistir con la debida puntualidad. En la Sala de Columnas del Bellas Artes la obra de Literes parecía recobrar el ambiente de cámara en el que nació. Bien merece, en principio, un largo aplauso el montaje presentado el sábado y el domingo por Víctor de Blas como productor; Carlos Harmuch, regista; Alicia Lázaro, directora artística, y Eduardo López Banzo, director musical.

José de Caflizares, un día famoso pero olvidado desde hace mucho tiempo, formó con Zamora en la cabecera de los creadores teatrales del XVIII que, desoyendo la reforma neoclásica triunfante pero sin poder ignorarla, intro dujeron o mantuvieron expresiones casticistas. De tal manera que la zarzuela, como género característico, alienta fuertemente en Acis y Galatea, por más que sus jácaras, seguidillas o minuctos hispanizados se diferencien, como es lógico, del repertorio popularista impuesto en el siglo siguiente por Barbieri.

Palabra poética

Literes, al decir de Feijoo, nos da un continuo en el que alternan lo hablado y lo contado, se enaltecen los valores de la palabra poética y se anima una acción de curso "irrespetuoso con los mitos y complaciente con los personajes populares de carne y hueso", tal y como analiza con mucha gracia Alicia Lázaro en su trabajo incluido en el programa de mano, junto a otros de Gerardo Arriaga, Ruiz Tarazona, Pepe Rey y José María Bernáldez.Fueron excelentes Galatea y Acis la soprano Marta Almajano y la mezzo Lola Casariego, de timbre extraordinariamente bello; defendió con buen arte el papel de Glauco Isabel Álvarez y dio gran empaque Ignacio Guijarro a su Polifemo. Joan Cabero, en Momo; Helena Muñoz, en Doris; María Villa, Tisbe, y María del Mar Fernández, en Nereida, completaron el conjunto. De lo atractivo del resultado correspondió una parte final al conjunto de instrumentistas de música antigua, competente en estilo y técnica, a los trajes diseñados por Studer y a la bien planeada coreografía de María José Ruiz Mayordomo. Entre todos hicieron posible que la inventiva de Literes nos llegase fresca y viva, al margen de toda pedantería museística, lo que provocó largas ovaciones de un público que rebasaba la capacidad de la sala.