Althusser no vio a Wojtila
El Papa quiso recibir al filósofo marxista en 1980
La revista italiana 3O-Giorni, muy cercana al papa Wojtyla, acaba de revelar los entresijos de la fallida audiencia, ya programada y aprobada por el Vaticano, entre Juan Pablo II y el célebre filósofo marxista francés Louis Althusser en 1980. Este encuentro entre el gran maestro de la gauche francesa y el Papa había sido solicitado por el filósofo a través de su antiguo profesor y amigo, el católico conservador Jean Guitton, biógrafo de Pablo VI.
Guitton recuerda la insistencia de Althuser: "Estoy convencido de que la humanidad", me decía, "está atravesando una de las mayores crisis de su historia y que existe un solo hombre actualmente capaz de salvarla: Juan Pablo II. Desearía que me recibiera para exponerle mis ideas. Y como sé que usted lo conoce personalmente le ruego que vaya a verlo y le comunique mi deseo".Guitton no se atrevió a pedirle directamente al papa Wojtyla una audiencia tan espectacular con el marxista y ateo Althusser.Y así se vino a Roma para informar del caso al cardenal francés Gabriel Marie Garrone, buen amiago del Papa.
Decidieron que, antes, Althusser se encontrara en el Vaticano con el cardenal. Así fue, cuenta Guitton, y el coloquio duró cuatro horas. Tras el encuentro, el cardenal Garrone envió un informe de 12 folios al Pa.pa en el que se afirmaba que Althusser es "un marxista de enorme lucidez, de brillante inteligencia e intuición", y que deseaba encontrarse con él "para exponerle sus sentimientos sobre el fuiluro de la humanidad". Y acababa diciendo: "Santidad, le ruege que reciba a Althusser".
Poco después -septiembre de 1980- Guitton pasó otra vez por Roma y se encontró con Juan Pablo II: "Recibiré", me dijo, con placer a su amigo Althusser. Lo conozco muy bien, he leído con atención sus libros: se trata de un marxista, pero de tipo ultralógico. Dígale que lo recibiré, cuando desee, con mucho gusto". Pero, curiosamente, tras haber hecho tanto para que el encuentro se realizase, fue el mismo Guitton quien se echó atrás.
El porqué lo revela ahora Guitton: "Estaba feliz con la decisión del Papa, pero cuando volví a París surgieron problemas. Francia estaba atravesando entonces un período crucial: estábamos en vísperas de las elecciones presidenciales. En aquel período encontré personas muy importantes, quienes, al saber las intenciones de Althusser, me dijeron: Guitton, si Althusser fuera recibido ahora por el Papa sería un acontecimiento histórico. Juan Pablo II quizá no se da cuenta de la importancia que Althusser tiene en Francia: dicho encuentro podría influir en cientos de miles de votos, los que deciden la elección del presidente. Puede influir definitivamente sobre la historia de Francia. No permita que eso ocurra".
Y añade: Hacer que se encontrara con el Papa hubiese sido una acción muy a favor de la izquierda.Decidí hacer retrasar aquel encuentro histórico. Y así, cuando encontré a Althusser le dije que no era aún el momento para dicho encuentro con el Papa". Pero justamente un mes después tuvo lugar el drama: Althusser estranguló a su esposa. "De algún modo", escribe ahora Guitton, "me siento responsable del fallido encuentro de Althusser con el Papa".
Lenin y Santa Teresa
Guitton añade que Althusser le confesó con lágrimas que no quería matar a su mujer, y que fue él mismo quien intercedió ante las autoridades del Estado para que en vez de internarlo en una cárcel lo hospitalizaran, como así fue, en una clínica psiquiátrica."Aunque pueda parecer curioso", dice Guitton, "Althusser es un místico. Su total adhesión al marxismo poseía las características de la total entrega que se encuentra sólo en los místicos. En su biblioteca sobre la cama, quien vaya a verlo podrá ver, junto a las obras de Lenin, las de santa Teresa". "Desde joven, me confesaba que tenía una sola idea fija: entrar en una trapa y consagrarse a Dios. últimamente, me lo ha recordado: ahora, mi pobre maestro, estoy de verdad en una trapa".
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