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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

De nuevo, Solidaridad

DESPUÉS DE una batalla durísima, el presidente polaco, general Jaruzelski, y el primer ministro, Rakowski, han podido vencer la resistencia de los conservadores de su partido y han logrado que se apruebe por mayoría una resolución que acepta el pluralismo político y sindical y abre el camino a la legalización de la principal fuerza de oposición, Solidaridad. Aunque el texto pone condiciones draconianas para que ésta pueda recuperar un estatuto legal, y prevé para ello un plazo de dos años, no puede disminuirse la trascendencia de este paso. En dos sesiones públicas del comité central, la mayoría de las intervenciones se pronunció contra el pluralismo; fue precisa, al final, una sesión secreta para que Jaruzelski, poniendo sobre la mesa la cuestión de confianza, lograse la aprobación de su propuesta. El eje de su argumentación fue que, en la angustiosa situación económica actual, es preciso un acuerdo con la oposición, sin lo cual el país sería ingobernable. El Gobierno necesita que Solidaridad se comprometa en la reforma, para disminuir así los riesgos de huelgas y manifestaciones.Después de Hungría -con la reciente ley sobre asociaciones-, Polonia es el segundo país del socialismo real que reconoce de modo explícito el príncipio del pluralismo político. Pero el marco es muy distinto: el caso polaco se ha caracterizado por el papel decisivo desempeñado desde los años cincuenta por los núcleos obreros en la actividad opositora hasta que, en 1980, el nacimiento de Solidaridad hizo tambalearse los pilares del sistema. Hoy, la profundidad de los cambios que la perestroika de Gorbachov ha puesto en movimiento se revela en Polonia nítidamente: el mismo Jaruzelski que en 1981 impuso la ley marcial para aplastar a la oposición ha obligado ahora a los comunistas más tradicionales a aceptar su legalización.

La lucha en la cumbre polaca ha sacado a la superficie la significativa mutación que se está produciendo en ciertos países del este de Europa. Los dirigentes con una visión realista tienden a hacer concesiones a la oposición democrática, venciendo para ello la resistencia de sus bunkers conservadores, porque cierto apoyo de ésta es imprescindible para la gobernabilidad de los países. Este proceso, que se perfila ya con claridad en Polonia y Hungría, tendrá una importancia creciente en las relaciones entre el este y el oeste de Europa.

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