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Brindis con el jefe

La última moda de América impone celebrar tumultuosos Christmas office party más suntuosos que una gran fiesta de bodas, reservar locales nocturnos para bailar hasta el alba mientras corren ríos de champaña, alquilar aviones para embarcar empleados con toda la parentela y novios (o novias) rumbo a las palmeras de los mares del Sur.En estos años ochenta, hedonistas y alegres, una Italia festiva descubre que incluso una fiesta íntima y tradicional como la Navidad puede transformarse en una ocasión de pitanza colectiva que ya no se festeja sólo con "los tuyos", como dice el antiguo dicho. Además, entusiasma brindar amigablemente con el superdirector y desenfrenarse en bailes desinhibidos con mecanógrafas y telefonistas en esa mágica noche durante la fiesta de la oficina en el gran hotel milanés o en el tunecino de Hammamet, lo cual te hace sentir que formas parte de una nueva e inmensa familia.

"Ya era hora de que esta costumbre se difundiera entre nosotros", comenta Giuseppe Sebasti, director comercial de Alitalia. "Es una experiencia que crea participación, familiaridad y cordialidad y hace que las relaciones personales sean más naturales y simpáticas".

Según Guildo Petruzzi, presidente de la GFT-USA, "en esa noche todos somos iguales; el empleado ve que el directivo es una persona normal y que baila con la secretaria, y todos se mezclan superando las jerarquías".

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23 de diciembre

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