Una 'y' por un 'para'

, Un ejemplo claro del complicado proceso de negociación que se ha seguido en la Convención de Viena para elaborar el documento final de consenso lo ofrece el apartado 2 del artículo 32, precisamente el que se refiere al consumo de drogas.

Una primera lectura puede hacer creer que los países productores se han salido con la suya y han conseguido penalizar el consumo. Dice básicamente que, con sujeción a su ordenamiento jurídico, los países adoptarán las medidas necesarias para "tipificar como delitos penales ( ... ) la posesión, la adquisición o el cultivo de estupefacientes o sustancias psicotrópicas para el consumo personal".

Sin embargo, una segunda lectura revela que a lo que se refiere el convenio es a "la posesión, la adquisición o el cultivo", pero no el "consumo personal". Según el delegado mexicano, Alberto Székely, lo que países productores querían era que el texto pidiera que se tipificaran como delitos penales "la posesión, la adquisición, el cultivo de estupefacientes y sustancias psicotrópicas y el consumo personal".

Este cambio de un para por una y, ha sido , según Székely, la concesión que no han querido hacer los países occidentales, con Estados Unidos a la cabeza.

Otros, sin embargo, apuntan a que con este artículo la penalización del consumo de drogas queda relegada a la decisión de cada país.