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La frontera austro-húngara se desvanecerá

La exposición universal Viena- Budapest, ejemplo de la cooperación entre sistemas opuestos

Austria y Hungría serán, a partir de 1990, los primeros Estados de sistemas políticos y sociales diferentes que tendrán una frontera común abierta. Asimismo crearán conjuntamente zonas francas comerciales y relanzarán la oferta turística internacional. Austria y Hungría, países con profundos vínculos históricos en el imperio Habsburgo, cuyas relaciones son desde hace años ejemplares para la cooperación Este-Oeste, han emprendido un espectacular proceso de acercamiento que culminará en 1995 con la exposición universal Viena-Budapest.

Para entonces, las diferencias entre la democracia pluralista neutral de Austria y la república popular socialista de Hungría serán mucho menores y los puestos fronterizos, desde hace años los más permeables y rápidos en tramitación entre Este y Oeste, habrán suspendido prácticamente sus controles.El proceso de reforma política en Hungría está desmantelando las dificultades a la mayor integración con Austria, al tiempo que hace aumentar los problemas de los húngaros con sus vecinos rumanos. Mientras la frontera austro-húngara se abre, en la línea de separación con su aliado de¡ Pacto de Varsovia se está creando un nuevo y peculiar telón de acero. Pero, pese a que duras penas de prisión esperan a quienes intenten huir de Rumanía, y hay orden de disparar contra los fugitivos, un flujo constante de ciudadanos rumanos consigue refugiarse en Hungría.

Hungría se ha convertido en el campo prioritario de expansión de numerosas empresas austriacas. En los casinos austriacos ya se acepta el forinto como única moneda del Este.

Hungría será el primer país socialista que desde la división de Europa en 1945 desmantela todos sus sistemas de protección electrónica en su frontera occidental. Checoslovaquia, que cuenta aún con una frontera occidental estrechamente vigilada, mantiene la obligatoriedad de visado con Austria y una tramitación aduanera incomparablemente más dura, está dando, sin embargo, los primeros pasos en el mismo sentido que su vecino meridional. Según se anunció la pasada semana en Praga, va a ser eliminado del Código Penal el artículo sobre "huida de la república", que castiga con penas de prisión los intentos de huir al extranjero. La suspensión de este artículo podría causar dificultades a Praga con la vecina RDA. Checoslovaquia es el único país del mundo al que los alemanes orientales pueden viajar con carné de identidad.

Si Praga liberaliza, o al menos deja de perseguir penalmente los intentos de cruzar la frontera ilegalmente hacia Austria y Baviera, es probable que Berlín Este restrinja los viajes de sus ciudadanos a Checoslovaquia. Ya lo ha hecho con Hungría. En Alemania Oriental se ha adoptado ayer un reglamento sobre viajes a Occidente, en el que aparece por primera vez la posibilidad de elevar un recurso administrativo.

El tráfico individual entre Hungría y Austria se ha disparado desde que en enero pasado el régimen de Budapest implantó la libertad ilimitada de viajar al extranjero. En un paso que ahora emula Polonia, las autoridades húngaras han reconocido el derecho a viajar a Occidente y a poseer en casa su pasaporte. En otros países socialistas sigue rigiendo la práctica de que los pasaportes están en comisaría y los ciudadanos deben solicitar primero el documento y después un visado para viajar al extranjero.

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