Jorge Semprún afirma que Pilar Miró "nunca ha distinguido lo público de lo privado"
El ministro de Cultura, Jorge Semprún, calificó ayer a RTVE de "monstruo irracional, donde los amigos pueden salir cuando quieren, y los enemigos, nunca". Semprún afirmó que Pilar Miró, directora general del Ente, "nunca ha distinguido lo público de lo privado, porque ha entrado a saco en la vida". En un encuentro con periodistas, el ministro dijo: "La directora general se niega a recibirme desde el pasado 13 de julio, en que, ya como ministro, le pedí una entrevista". [Pilar Miró manifestó ayer a EL PAÍS que no deseaba "entrar a discutir las opiniones de un ministro". Añadió que respetaba "al Gobierno como institución, y por ello, uno a uno a todos sus ministros". Igualmente, el subsecretario del Ministerio del Portavoz del Gobierno, Miguel Gil, declinó comentar las declaraciones de Semprún].
El ministro consideró que no es " comprensible que este Ente sea tan autónomo y tan metafísico que sólo mande la directora general", aunque, advirtió, "eso se va a acabar cuando haya televisión privada".Semprún se preguntó: "¿Cómo es posible ser ministro de Cultura sin tener un diálogo fluido con Televisión Española, que es el instrumento fundamental y más directo de difusión cultural?", y estimó que " ya es bastante perversa esta televisión pública, pero no, como se dice, por ser altavoz del poder", extremo negado por el ministro: "No hay más que ver los informativos sobre la huelga para comprobarlo".
"El problema", añadió, "no es ése, es que Televisión Española tiene que ser más transparente, más democrática, con un Consejo de Administración que no sea un pequeño Parlamento, sino más profesional".
Semprún dijo que sus críticas a Miró "no deben entenderse como una lanzada a moro muerto, pues la morita no está rnuerta". Recalcó que no entiende su negativa a recibirle: "La conozco desde hace años y la presenté en la filmoteca de París con El crimen de Cuenca, por cierto, sin mucha gente".
Para el ministro, "el episodio de los vestidos es lo de menos, todos los ministros y altos cargos de países democráticos tienen gastos de representación, pero es preciso discernir las fronteras de lo público y lo privado".
Distintos gastos
A modo de ejemplo, dijo: "Si invito dos veces a almorzar a los Thyssen para culminar el acuerdo con su colección, está claro que no lo pago yo, entre otras cosas, porque se me acaba el sueldo", y apostilló: "Yo ganaba mucho más como guionista que como ministro".
El ministro de Cultura se mostró satisfecho en sus relaciones con el presidente del Gobierno: "No he perdido un ápice de mi libertad de pensar; al presidente yo se lo cuento todo, hablo con él con absoluta confianza y veo justificadísimo el Ministerio de Cultura".
Semprún también criticó a Fernando Méndez-Leite, que recientemente dimitió como director general de Cine. La repetida aparición de Méndez-Leite en TVE y Radio Nacional el pasado fin de semana tras su dimisión no ha sido bien recibida en la Administración de Cultura, según fuentes del medio.
[PP] Más información en la página 38
El ministro y la huelga
El ministro de Cultura, Jorge Semprún, declaró respecto a la huelga general de mañana que en ella "coinciden elementos festivos, desde la carta de Antonio Gala que, o se burla de nosotros o es una frivolidad, hasta algunos como Anguita, que piden la dimisión del Gobierno".Semprún afirmó que a la convocatoria se unen "los que nunca han hecho una huelga general y no saben lo que es, los que tienen motivos de insatisfacción y los que están hartos de que Isabel Preysler sea de la ejecutiva del PSOE y se cabrean". "Yo no me cabreo", dijo, "porque sé que no es verdad". El ministro de Cultura lamentó que "no se haya reaccionado antes, porque todo estaba escrito".
Añadió que Nicolás Redondo y Antonio Gutiérrez, "con u n 9% de afiliación, no son más que portavoces de intereses burocráticos, defienden a los instalados, a la aristocracia obrera, no a toda la clase trabajadora".
El debate no es, según Semprún, entre el PSOE y los sindicatos, sino "en qué tipo de sociedad queremos, una sociedid con más justicia y menos Marbella". "No se puede cambiar la economía de mercado, pero hay que lavarle la cara, limpiarla de parásitos", concluyó.
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