Rastro-Mercado Puerta de Toledo

Vivo en el Rastro, por no decir que el Rastro vive en mi casa, pues el sábado por la noche comienza la fiesta a las cinco de la madrugada, teniendo que soportar ruido de hierros que con el tiempo se transforman en puestos de venta, coches, camiones descargando, gritos... Y no es que me queje, pues al fin y al cabo, llegan las 15.30-16.00 y por fin soy libre de sacar mi coche del garaje e irme a donde quiera ¿No es una suerte? Ahora, eso sí, el sábado por la noche he de meditar qué haré el domingo, pues si necesito el coche tendré que dejarlo a cinco o diez minutos de casa (no sé para qué compré una plaza de garaje).Decía que no me quejo demasiado, pues aunque tenga el inconveniente del coche puedo comprar a buen precio vídeos, casetes, todo tipo de joyas producto del tirón -tirón que luego me darán a mí-, cosas que te enseñan en un portal, embaladas en bolsas de deporte sacadas del mismo domicilio que se saqueó... Veo también, porque veo muchas cosas, picarse con el más absoluto desparpajo, y es que, oiga, es domingo; veo jeringuillas sangrientas, el vómito que provoca el caballo, y hasta puedo coger el SIDA en la puerta de mi casa.

Al lado de todo esto se encuentra el nuevo Mercado Puerta de Toledo, vanguardista, revolucionario, único en Europa, que acoge prestigiosos nombres de anticuarios, joyeros, diseñadores, modistas, etcétera. Y yo me pregunto: ¿quién va a poder llegar al mercado con la cartera en el bolsillo para hacer alguna compra? Los vecinos de este barrio carecemos de los derechos básicos de cualquier ciudadano, como son el respeto a su sueño-descanso, asistencia sanitaria si es festivo, disponer de su coche cuando lo necesite o le dé la gana, o, lo que es lo mismo, derecho a su libertad. ¿No es esto un atentado a los derechos del ciudadano y un abuso de poder del excelentísimo Ayuntamiento?

O se toma una solución drástica con el Rastro o en nada podremos comprar los artículos del Puerta de Toledo en cualquier esquina. Son dos extremos que no pueden convivir.-