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Misión en Egipto

Arqueólogos españoles excavan en la antigua Heracleópolis, capital de las dinastías faraónicas IX y X

Dos equipos españoles de arqueólogos trabajan actualmente en la antigua Heracleópolis Magna, capital del antiguo Egipto durante las dinastías IX y X (Primer Período Intermedio, 2160-2040 antes de Jesucristo), y parcialmente durante la confusa época de la XXIII (Tercer Período Intermedio, 1070-715 antes de Jesucristo). Es un yacimiento faraónico de primer orden, que podría aclarar algunos misterios históricos. Ya se han realizado hallazgos espectaculares, como la tumba del tesorero real Sehu, con bellos relieves.

"España se ha incorporado tarde al trabajo de campo en Egipto", dice Josep Padró, profesor de Historia Antigua de Egipto, presidente de la Sociedad Egiptológica Catalana y subdirector de la Misión Arqueológica Española en Egipto. "Y a eso hay que añadir la situación de precariedad en que se han movido y se siguen moviendo los estudios de egiptología en nuestro país, circunstancia que cabe achacar a que los estamentos oficiales aún no reconocen el papel que ha desempeñado la civilización egipcia en la cultura occidental".Padró, que ha regresado recientemente de Egipto, donde participó en el Congreso Internacional de Egiptología celebrado en El Cairo, junto a más de 1.000 especialistas, entre ellos una delegación española de unos 30 miembros, explica que el más interesante precedente de la labor arqueológica española es el de Eduard Toda, prohombre de la Renaixença catalana. "Toda fue cónsul en El Cairo, donde contactó con gente del Servicio de Antigüedades, que entonces dirigía el célebre Maspéro. En 1886 efectuó unas excavaciones en Deir El Medinah, en la necrópolis tebana, junto al Valle de los Reyes, y encontró una tumba intacta". Era la tumba del funcionario Sermedjem, un jefe de los artistas-obreros que diseñaron y embellecieron las tumbas de los faraones del Imperio Nuevo. "Las pinturas de esta tumba, una de las visitas obligadas en la necrópolis, son hermosísimas, y se encontró un ajuar funerario muy interesante, con, por ejemplo, las queridas herramientas de trabajo del artista". Ese ajuar se encuentra hoy en la sala 17 de Museo Egicio de El Cairo.

Época convulsa

La presencia española en Egipto se ha mantenido de manera más o menos permanente desde 1960, y en 1966 se consiguió una concesión del Estado egipcio para excavar un yacimiento faraónico de primer orden: Heracleópolis Magna, en el valle del Nilo, a la altura del oasis de El Fayum y a 16 kilómetros de la ciudad de Beni Suef. La misión española esta dirigida por María del Carmen Pérez Díez, conservadora del Museo Arqueológico Nacional de Madrid. "Heracleópolis era una ciudad enorme, se extendía sobre un área de 1,5 kilómetros", explica Padró. "Fue capital de Egipto en una época particularmente convulsa, el Primer Período Intermedio; el imperio faraónico se tambaleaba, y se produjeron fenómenos interesantísimos: la democratización del ritual funerario -desde entonces, todos los egipcios tuvieron derecho a la inmortalidad-, la aparición de géneros literarios como la oratoria -que no volvió a existir en el Egipto faraónico- o textos políticos sobre la justicia. Da la sensación de que Egipto llegó a estar muy cerca de la democracia". Ese período acabó en una guerra civil y con la ciudad de Heracleópolis arrasada por Tebas, que a partir de entonces logró la hegemonía.

La misión española descubrió una necrópolis de esa época, tumbas de funcionarios. "En ese sector estoy excavando yo ahora -trabajo en Heracleópolis desde 1979-, y ahí encontramos la tumba del tesorero real Sehu; debió de ser una tumba impresionante, sus relieves e inscripciones son de una gran calidad", dice Padró, que lamenta que al descubrimiento español no se le haya dado ninguna publicidad y sí a un bluff como el de la tumba de Maya, tesorero de Tutankhamen, que era conocida desde antiguo. La tumba de Sehu fue destruida violentamente, aunque no saqueada: junto a ella se encontraron cadáveres quemados y una momia aplastada por una gran piedra; "hubo verdadero odio, y eso suena a guerra civil".

Se ignora la ubicación de las tumbas reales: "Quizá hayan sido tan arrasadas que se ha perdido el rastro, debían de estar por ahí. Seguramente se trataba de pirámides, porque en esta época ésa era la costumbre". En Heracleópolis excavaron los británicos a principios de siglo, y descubrieron el templo del dios local, Herishef (Arsafes), una fusión de Osiris y Ra con cabeza de camero, significativamente considerado divinidad de la justicia.

"Las necrópolis contienen una gran cantidad de información escrita", dice Padró; "en Heracleópolis lo más interesante es la información de tipo histórico que podamos encontrar". ¿Puede producirse algún hallazgo sensacional? "Sí, bastaría con encontrar una tumba intacta, y queda muchísimo terreno, la ciudad entera está ahí".

Buscando a la princesa muerta

¿Qué queda por descubrir en Egipto y qué misterios guarda aún? "Pues un montón de cosas", responden al unísono Josep Padró y Gerard Gordon, director de¡ Instituto de Egiptología de la universidad de Montpellier, que visita Barcelona con motivo del curso Egipto y Grecia, que organiza la Fundación Caixa de Pensions."El período de Amarna -el del faraón hereje Akhenaton- sigue siendo enormemente controvertido y hay hallazgos arqueológicos pendientes; no sabemos dónde están las tumbas de los ptolomeos, ni tampoco si Ramsés II tenía otra tumba en el Valle de los Reyes".

"Del período arcaico y de las primeras dinastías se ignora muchísimo, como del tránsito del período pretinita al tinita; no se conoce la lista de sucesión de la época de Heracleópolis -de ahí el interés de encontrar inscripciones que hablen de los reyes, que permitan reconstruir la historia política". "En el gigantesco complejo de templos de Kamak se excava desde hace un siglo, y un día habrá que excavar entre ese área y el templo de Luxor, donde está toda la antigua ciudad de Tebas, aunque, claro, eso es casi imposible porque encima está la moderna Luxor", afirma.

Tumba intacta

En el Valle de la Reinas, junto a la tumba de Nefertari -cuyo proyecto de restauración dirige precisamente un español, Eduard Porta-, puede verse estos días a un equipo francés que trabaja a todo ritmo bajo la atenta mirada de una mujer de edad: "Sí, es el equipo de Christianne Desroches-Noblecourt, ex conservadora del Museo del Louvre y especialista en época rainsésida; me explicó que busca la tumba de una princesa, una hija de Ramsés II", dice Padró, que fue alumno suyo; "no sé qué indicios tiene, pero en el Valle de las Reinas, si se levantan los escombros de otras excavaciones, pueden encontrase buenas sorpresas. El hallazgo de una tumba intacta provocaría una conmoción mundial".

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