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Crítica:'POP'
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Cuestión de fronteras

Ruper Ordorika, músico que exige una escucha tranquila y atenta, se autopresentó en Madrid como llegado de la frontera. Curiosa procedencia para un cantante que, por sus textos, no cree en los lindes, aunque luche con ironía entre la militancia y el escepticismo; entre la defensa de una canción en euskera y la necesidad de establecer canales de comunicación más amplios.Las canciones del músico de Oñate cuentan episodios eternos y fugaces a un tiempo, con lenguaje sencillo y ecos de los poetas románticos ingleses y la generación beat norteamericana. Son historias suspendidas, intangibles y con un distanciado sentido de lo terrenal, arropadas por una música que, a veces, se resiente de su forzosa adaptación a unos textos previos. Esto da cierto aire de gravedad a sus conciertos y aumenta el ambiente espeso que envuelve sus canciones.

Ruper Ordorika y los Mugalaris

Ruper Ordorika (voz, guitarra), Nando de la Casa (teclados, percusión), Pais Acebedo (batería), José Gereñu (bajo), Jean Marie Ecay (guitarra). Sala Elígeme. Madrid, 29 de noviembre.

Ruper Ordorika, acompañado por los Mugalaris, un cuarteto de excelentes instrumentistas muy integrado en su música, ofreció un concierto serio y original, alejado del tópico, abierto, atractivo y difícil. La firmeza de sus planteamientos y su buen sonido en directo fue el rompehielos que permitió al cantante superar las barreras lingüísticas. Su concepto de los arreglos, receptivos ante influencias externas, recogen diversos estilos que giran alrededor del rock y descubren a un compositor terco y consciente, que todavía puede sorprender por lo imaginativo y arriesgado de su propuesta. Algo que, desgraciadamente, no se lleva mucho esta temporada.

Si Ruper Ordorika consigue algún día la proeza de ser el primer cantante vasco en traspasar fronteras musicales, se encontrará con un panorama poco alentador. Con mucha gente que apuesta por el consumo inmediato, por el coge y tira, por el hola y adiós. En un lugar donde la escucha tranquila y atenta apenas existe. Se encontrará en la verdadera frontera, que necesita visado especial y afecta a todos los músicos inquietos y profundos, entre los que hay que incluir a este músico de Euskadi que duda y pregunta: "¿Son muchos, sois muchos los habitantes al otro lado de la frontera? Esta gente que veo todos los días por la calle, ¿vive allá?".

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