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Entrevista:

"Nuestra prioridad en la presidencia se llama Europa"

El ministro de Exteriores dice que hay más diálogo de la CE con América Latina desde el ingreso de España

"España está dando pruebas inequívocas de cuál es su compromiso con Europa", afirma el ministro español de Asuntos Exteriores, para quien el período que se abre en enero de 1989 debe significar una "palanca de impulso de las prioridades comunitarias, no de las prioridades españolas, para la presidencia comunitaria".Pregunta. ¿Cuál es la situación de la Comunidad al comenzar la presidencia española?

Respuesta. En el último año y medio se han dado pasos importantísirnos que han creado una situación de normalidad comunitaria. El primero fue el Consejo Europeo de Bruselas en febrero de 1988, donde se comenzó la racionalización del gasto agrícola, se puso en marcha un sistema de estabilizadores, se apoyó la duplicación de los fondos estructurales de 7.000 millones a 14.000 millones de ECU y, en una palabra, se superó la crisis financiera de la Comunidad, que se situaba en orden a 6.000 millones de ECU. Este año ha habido ahorros de cierta importancia. Por otra parte, se han producido avances destacados en el mercado interior y se han generado ciertas expectativas favorables de la opinión pública. La Comunidad, por tanto, empezó a alcanzar una cierta velocidad de crucero.

P. ¿Qué objetivos ve como fundamentales para la presidencia española?

R. Lo más importante es mantener y acelerar una cierta tensión creativa para producir un avance continuo y equilibrado en todas las políticas comunitarias. Digo en todas porque el mercado interior ha avanzado, pero materias tan importantes como la unión monetaria o el espacio social acaban de comenzar.

Yo creo que nuestro reto es doble: un reto interno, que consiste en este avance generalizado en todos los sentidos de la vida comunitaria, y un reto externo, que es clarificar las relaciones de la Comunidad con el resto del mundo: Europa del Este, países ACP (Africa, Caribe y el Pacífico), países del Golfo, países EFTA, Latinoamérica, países ASEAN (Asociación del Sureste Asiático), Magreb, nuevas peticiones de adhesión, etcétera. En resumen, trataremos de actuar como palanca de impulso de las prioridades comunitarias. Siempre he dicho que hay que hablar de prioridades comunitarias durante la etapa española, y no de prioridades españolas para la presidencia comunitaria. La prioridad de la presidencia española se llama Europa.

P. Comenzando por la cooperación política, ¿piensa que la presidencia española servirá para vencer los recelos europeos hacia un diálogo efectivo con América Latina? Por otro lado, ¿podrán darse pasos reales en el acercamiento?

R. En este último año y medio hemos avanzado, aunque con dificultades, en este terreno. Se ha aprobado un marco de actuación europea para América Latina el 22 de junio de 1987, hay una cooperación muy fuerte con Centroamérica y hay reuniones periódicas con los ministros de los cinco países de Centroamérica y de los ocho países del llamado Grupo de Río. El diálogo político de la Comunidad con América Latina ha aumentado espectacularmente a partir de la entrada de España y Portugal. Se avanza con esfuerzo porque es, sorprendentemente, un terreno nuevo para la Comunidad. Digo sorprendentemente porque América Latina es el único continente de tradición europea y de valores democráticos. La acción de España consiste en que este diálogo se convierta en una verdadera cooperación y que Europa pueda asumir posiciones más generosas en cuestiones corno la deuda externa. Durante el semestre de la presidencia española habrá un encuentro en Granada con los ministros de Asuntos Exteriores de los ocho y otro en San Pedro Sula (Honduras) con los ministros de Asuntos Exteriores de los cinco países de Centroamérica.

P. ¿Sigue pensando España que durante su presidencia se avanzará en un plan de paz europeo para Oriente Próximo?

R. La decisión del rey Hussein de retirarse de las responsabilidades administrativas de los territorios ocupados y la reciente cumbre del Consejo Nacional Palestino han alterado radicalmente el escenario de la crisis de Oriente Próximo que existía hace seis meses. En este momento el protagonismo del pueblo palestino en la crisis es mayor, empiezan a clarificarse ciertas posiciones y el escenario ha cambiado. La solución de la crisis no vendrá en el marco de la CE, sino en el de las Naciones Unidas, donde debe celebrarse la conferencia internacional, pero Europa tiene un deber moral de gran responsabilidad, que no puede abandonar y que convertirá este tema, sin duda, en una constante de las preocupaciones de la cooperación política europea durante los próximos meses.

Eureka audiovisual

P. En ocasiones existe la impresión de que el Gobierno español trata de disminuir las expectativas de la opinión pública acerca de lo que puede esperarse de nuestra presidencia comunitaria. ¿Piensa que realmente será una presidencia de transición que facilite luego el mandato francés?

R. Todas las presidencias son una transición de un punto a otro. Se concluyen cuestiones que se habían comenzado antes; se empiezan otras que se terminarán mucho después; finalmente, se empiezan materias que llevan años y que maduran lentamente. De lo que se trata es de cumplir la tarea con seriedad, responsablemente. Por ejemplo, el Consejo Europeo de Madrid estará marcado por el debate sobre la unión monetaria, pero nadie puede pensar que se resuelva la unión monetaria en el primer intento. Por el contrario, hay temas que han madurado y que pueden cumplirse, como ciertos aspectos de la preocupación directa, que son muy importantes para la libertad de movimientos de capital. En toda esta materia hay que hacer una pedagogía difícil, que consiste en explicar a la gente de qué se trata, porque la tendencia en el análisis de estos temas, indudablemente complicados, es la trivialización, cuando no la manipulación política, como puede suceder fácilmente, porque la presidencia española va a discurrir en pleno período electoral.

P.¿Cómo encara España el Consejo Europeo de Rodas, último antes del de Madrid?

R.La cumbre de Rodas va a significar un refuerzo de los consejos europeos de reflexión y análisis de grandes temas en vez de afrontar las decisiones de las cuestiones en las que no nos hemos puesto de acuerdo los ministros. Puede ser también la ocasión para decidir la Eureka audiovisual, es decir, si los europeos seremos capaces de hacer algo juntos en ese campo, aparie de comprar tecnología japonesa y programas de rock y películas americanas.

116 viajes de avión

Pregunta. ¿Está suficientemente preparada la Administración española para asumir el reto de la Presidencia de la CE? ¿En qué sectores conviene reforzarla?.Respuesta. El año pasado tomé el avión 116 veces. Este año se reducirán mis viajes fuera de la CE, pero se reforzarán mis contactos dentro de ella. Para dirigir el complicado engranaje comunitario hay que mantener un diálogo permanente con sus tres piezas: el Parlamento, la Comisión y el Consejo de Ministros. Vamos, además, a profundizar en una dinámica comunitaria del máximo interés: la cooperacion política, es decir, la coordinación de la política exterior de los doce. Como consecuencia, habrá frecuentes contactos con la Comisión Política del Parlamento Europeo, cuyo papel político pensamos que aumentará. Por supuesto, el Ministerio de Asuntos Exteriores, pero también toda la Administiración española, tiene que poner a prueba su capacidad de trabajo y de eficacia.

P. ¿Está España preparada para enfrentarse al desafío del mercado único?.

R. El mercado único es hoy, sin duda, la gran bandera de Europa en el mundo. Es lo que más ha impresionado a los demás países. Lo que sucede es que para algunos gobiernos, entre ellos el español, no es suficiente, y ese planteamiento nos obliga a combatir en otros campos. En Rodas habrá que definir cuáles son las líneas preferentes de impulso del mercado único en los meses y años próximos.

Acelerar el paso de la caravana

Pregunta. El célebre discurso de Brujas de la primera ministra británica y las respuestas del presidente de la Comisión, Jacques Delors, han abierto un debate público sobre la concepción del futuro de la unión europea que estaba latente, pero que ha cobrado una nueva intensidad.Respuesta. La política española está rotundamente del lado de la unión europea. Yo pienso que plantear el debate en términos de limitación de soberanía es empobrecer el proyecto más monumental de este siglo. En ese proyecto hay que aceptar la idea de la soberanía compartida y la compatibilidad entre el proyecto nacional y el proyecto europeo. Cada día, en cada Consejo de Ministros comunitario, en cada votación por mayoría, cada uno de los países está recortando su propia soberanía para entregarla, no a un ogro burocrático como se ha dicho, sino hacia una idea aún sin precisar, pero que es la identidad europea, es decir, hacia una soberanía europea. Yo no sé si puede decirse que los países europeos encontrarán su soberanía real cuando la ejerzan conjuntamente. Y no sé si se puede hablar de un federalismo en período constituyente que a veces se ignora a sí mismo. Nadie puede decir hoy la forma que tendrá la Europa donde viviremos maflana. Yo creo que el Acta Única está transformando más rápidamente de lo que parece el equilibrio institucional en el sentido de un mayor papel del Parlamento. Me parece que se ha generado una dinámica que seguirá avanzando de una forma irreversible a favor del proyecto integracionista europeo, por encima del proyecto librecambista, y que, se quiera o no, acentuará el papel de gestión de la Comisión Europea, aumentará el papel político del Parlamento más allá de las lindes del Acta Única y obligará a los países miembros a una mayor cooperación en política exterior.

Estoy firmemente convencido del sentido de la marcha, pero no creo que sea conveniente la precipitación, abordando imprudentes pasos concretos, cuando aún no está madura la decisión para darlos.

A veces, en un proyecto político de alto vuelo como es éste el grupo tiene que aceptar el viejo proverbio árabe de que las caravanas caminan siempre al paso del más lento. De lo que se trata es de estimular ese paso, y creo que España está dando pruebas inequívocas de cuál es su compromiso con Europa. El presidente Felipe González dijo una vez, y lo hemos demostrado con hechos, que España iría hasta donde llegara el que más quisiera avanzar en el camino de la construcción de Europa.

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