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Ion de la Riva

La vehemencia hispana de un diplomático en Europa

Rocío García

"No tengo ningún sentimiento de culpa en relación a lo que hicieron los españoles hace 500 años con los Indios. Como español, sí tendría sentimiento de culpa en relación a lo que dejemos de hacer en cuanto al idioma, la cultura, la antropología, la cooperación...". Lo dice con una pasión y una seguridad aplastante. Ion de la Riva, de 30 años y primer secretario de la Embajada de España en París, dirige un proyecto, con vistas a la conmemoración del V Centenario, en 1992, para editar un libro gráfico sobre el retrato actual de América y España desde aspectos filológicos, antropológicos e idiomáticos.

Procedente de una familia liberal del País Vasco que se exilió Venezuela tras la guerra civil, Ion de la Riva tiene la sensación de haber retomado el hilo de la tradición familiar diplomática en paréntesis desde su salida de España. Nacido en Caracas en 1959, posee una formación rigurosa y meditada. Ha recorrido desde pequeño internados en la República Federal de Alemania, en Francia y en el Reino Unido Licenciado en Madrid por el ICADE, fue el número uno en las oposiciones al Cuerpo Diplomático de 1983. Con 24 años trabajó en el gabinete del ex-ministro de Asuntos Exteriores, Fernando Morán, y luego en a Secretaría de Estado para la Cooperación con Iberoamérica.Parte de la siguiente premisa: la integración de España en Europa está consumada, aunque es necesario reforzarla, y el país entero se ha internacionalizado. Por ello, España tiene ahora que plantearse el papel que jugará en Latinoamérica institucionalizar esas relaciones y darles cuerpo. Y la ocasión ideal es la celebración del V Centenario en 1992, como fecha simbólica para poner en marcha una política y una diplomacia latinoamericanas. Con vistas a esta conmemoración, Ion de la Riva presentó la semana pasada en Madrid un proyecto, para el que le han dado luz verde, que consiste en la elaboración de un libro gráfico en el que se retrate la situación actual de América y España desde distintos aspectos, para servir así de guía o presentación en el 92.

Ion de la Riva intenta desmoronar la imagen estereotipada del diplomático frívolo. Dice que no se identifica para nada con el cuerpo diplomático "porque sí" y le molesta sobremanera que la gente crea que en los cócteles, "a los que yo voy con absoluta desgana", los diplomáticos están de juerga. "Me considero un diplomático sin complejos". Aun admitiendo que todavía existe gente de su carrera que responde a estos cánones, Ion de la Riva sostiene que el diplomático, que tiene que ser seductor y tolerante, es ante todo un comunicador y un negociador, cuyo papel se ha revalorizado en un momento internacional en el que "los conflictos dejan de estar en las armas y están sobre la mesa". Una nueva faceta que cobra valor es, en su opinión, el tema de la cooperación internacional, que define como un esfuerzo dinámico e integrador en el que participan distintos y variados sectores de la Administración y en el que el papel del diplomático estaría en el de dirigir o coordinar la acción exterior. Como primer secretario de la Embajada en Francia, es el encargado de los temas jurídicos y dice estar interesado "especialmente en los relacionados con el País Vasco". Le gusta la política y trabajar en equipo. Soltero, vive en el corazón de Europa, pero su pensamiento está en las Américas. Y como tal, propone para 1992 la apertura en Madrid de una Casa de las Américas. "Me siento más hispano que español".

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