El juez plantea a Revilla los puntos oscuros del secuestro
El juez de la Audiencia Nacional Carlos Bueren tomo ayer declaración, por tercera vez, al empresario Emiliano Revilla, liberado el pasado 30 de octubre tras ocho meses de secuestro. El ahogado del empresario, Gonzalo Rodríguez Mourullo, manifestó que las declaraciones de Revilla son coherentes y no incurren en contradicciones, pero ésta no es la opinión que transmiten los responsables de la investigación judicial. Revilla inició su declaración pasadas las 10.30, con una hora de retraso a causa de la demora del avión que le traía de Los Ángeles. Su declaración duró tres horas y media. Posteriormente, el juez decretó el secreto del sumario, que se mantendrá no más de un mes.
Existen varios puntos oscuros en este caso. La periodista María Jesús Sáez, primera persona que reconoció al empresario tras sus ocho meses de secuestro, declaró que él llegó a su casa con una tarta que le habían elaborado los secuestradores, y añadió que en la misma bolsa llevaba varios bocadillos. Estas reservas alimenticias no concuerdan, según la policía, con una liberación tan cercana a su domicilio.Según una de las hipótesis que baraja la policía, Emiliano Revilla podía haber sido liberado en otro lugar, y trasladado por otro vehículo hasta. su domicilio.
Otra de las aparentes contradicciones, según las mismas fuentes, es que los secuestradores le dieron unas gafas oscuras, pese a que fue liberado alrededor de las dos de la madrugada y, según las instrucciones de los etarras, podía considerarse liberado media hora después. El letrado de Revilla explicó ayer que las citadas gafas tenían los cristales opacos. El empresario declaró en la rueda de prensa posterior a su liberación, que no esperó la media hora prevista y que en cuanto oyó el sonido que indicaba que el coche se estaba alejando salió en dirección a su domicilio. La policía ha recordado que Revilla le había dicho al juez que iba con cascos, que lógicamente le impedían percibir cualquier ruido.
Los controvertidos dibujos -planos de viviendas que piensa edificar, retratos de mujeres y toreros- han causado sorpresa y admiración entre las personas que han tenido acceso a ellos pero tambien han levantado sospechas: no parecen elaborados por una persona que dice no haber dibujado desde que estaba en la escuela y que además no tenía sus gafas de ver. La familia del secuestrado explicó que le prestaron una lupa para realizarlos. Sin embargo, esta explicación no acaba de cuadrar en los esquemas policiales.
Asimismo, el empresario ha afirmado que no puede reconocer a las personas que le vigilaron en el zulo, pero sí está seguro de que fueron las mismas que le secuestraron a la puerta de su domicilio a cara descubierta.
Otro de los puntos que el juez pretende aclarar consiste en el hallazago de unos pequeños algodones impregnados de sangre del industrial en el coche Seat en el que fue secuestrado, informan fuentes cercanas a la investigación. Sin embargo, Revilla dice que no fue pinchado y que la sangre fue originada por un rasguño que se hizo durante el forcejeo.
Revilla llegó a la Audiencia en un BMW azul marino, acompañado por su hijo Antonio y por sus guardaespaldas. Allí saludó al industrial Jesús Guibert, quien iba asistir al juicio por su secuestro, ocurrido en 1983.
Revilla ha contratado al catedrático de Derecho Penal, experto en asuntos monetarios, Gonzalo Rodríguez Mourullo, quien aseguró que no se había "ni siquiera planteado" la posibilidad de solicitar los 725 millones incautados por la policía francesa de manos de ETA.
El empresario abandonó por una puerta accesoria la Audiencia Nacional y consiguió así evitar a los periodistas. Revilla había llegado procedente de EE UU. Tanto en Nueva York como en Los Ángeles y en Disneyworld, ha sido reconocido por algunos españoles que se han acercado a saludarle.
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