Scaparro: "El suplemento de alma a Europa sólo pueden dárselo la cultura y el arte"
El teatro no sólo contribuirá a la unidad de Europa, sino que ya en el pasado fue uno de los pioneros en el acercamiento de las diversas ciudades europeas, piensa Maurizio Scaparro, actual director del Teatro de Roma y ex vicedirector del Teatro Europeo de París y de la Bienal de Venecia. Scaparro, que está triunfando en este momento en Roma con Vida de Galileo, que lleva en cartel tres meses consecutivos, prepara un gran proyecto para julio próximo, Las memorias de Adriano, precisamente en Villa Adriana.
"Nosotros", dice Scaparro, "somos el arte del vivo, herederos de aquellos cómicos teatrales que recorrían Europa y ayudaban a construirla y a estrechar sus lazos. Y hoy, como ayer, la verdadera Europa, sobre todo la Europa del sol, la mediterránea, que no puede no abrazar a África, que dista tan pocos kilómetros de Gibraltar, no puede nacer sino culturalmente, y en la cultura el teatro es pieza vital".Por lo que se refiere a lo que podría cambiar en el teatro en 1992, Scaparro afirma que no le gusta ver dicho proceso sólo como "un intercambio económico, como una Europa del monedero" , y que "el suplemento de alma a la nueva Europa sólo pueden dárselo la cultura y el arte". Piensa ya en una revolución lingüística. Precisamente el drama del teatro en Europa es la lengua. Pero Scaparro opina que gradualmente se llegará a una especie de lenguaje común, que no será el esperanto Se trata de una operación que está ya en marcha: "Cuando usted y yo hablamos, intercalamos ya", dice, "palabras inglesas, españolas, francesas. Es el fenómeno del turista, que puede resultar ridículo, pero cuya jerga o plurilingüismo imperfecto constituye al mismo tiempo un esfuerzo por comunicar y estrechar vínculos humanos"."Me pregunto", dice Scaparro, "cómo se las arreglaban los cómicos italianos de la Comedia del Arte cuando iban a París y hacían sus representaciones en las plazas. Pero de hecho se hacían entender, porque además el teatro no es sólo palabra, sino también gesto, danza, sonido, espectáculo, simbolismo".Reproducir la realidad"No podemos olvidarnos, por otra parte", añade el director del teatro de Roma, "de nuestro arte, que nace de la vida y pertenece, como arte humano, al Viejo Continente, ya que el Nuevo sólo puede reproducir nuestra realidad artística". "El Nuevo Mundo", prosigue, -sólo puede o construir un rascacielos o reproducir nuestra realidad, y de hecho Estados Unidos se está haciendo un gran pueblo con los fragmentos de la historia de los otros".
El autor de El Quijote tridimensional, llevado conjuntamente al teatro, cine y televisión, no quiere hablar de crisis del teatro. "Prefiero hablar de un momento de gran confusión, pero que pienso es un fenómeno de crecimiento y que participa de la nueva fase que vive Europa. Es confusión de lenguajes, de competencias, de instrumentos en la nueva sociedad del sonido y de la imagen. Pero sobre todo es confusión en la relación entre arte y poder". Y explica que todo el arte verdadero, y más aún el teatro, ha sido siempre una contraposición al poder. Lo fue García Lorca y lo fueron los cómicos de Hamlet, "que golpearon a muerte la conciencia sucia del rey".
Vida de Galileo, que se está representando en el teatro de Roma, atrae sobre todo a los jóvenes. "Me he preguntado el porqué de esta atracción. Y pienso sinceramente que no es sólo por que el espectáculo es bello, que lo es. Hay algo más. Es que los jóvenes intuyen que también la Europa del mañana será un humanismo científico o no será nada. Y en este humanismo el teatro jugará un papel muy importante". Scaparro ha querido sacar dicha problemática del teatro organizando organizado esta semana en Roma un congreso internacional para discutir sobre arte, ciencia y poder.
"La crisis del teatro la descubro en no pocos políticos, que acuden menos por falta de tiempo. La verdad es más grave: en la coexistencia entre las varias civilizaciones de la palabra, la imagen y el sonido, los políticos van por ahí para ver, sino para hacerse ver, convirtiéndose en objeto y no en sujeto de la historia".
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