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Brasil, elecciones en plena crisis

Los obreros muertos de Volta Redonda pesan sobre los comicios municipales de hoy

ENVIADO ESPECIAL, Más de 75 millones de brasileños están convocados hoy a las urnas para elegir alcaldes y concejales de 4.149 municipios brasileños. Las elecciones se realizan en medio de una ola de huelgas que afecta a empresas nacionales y servicios públicos, y con una sensación generalizada de crisis que sacude la estructura democrática del país. Los obreros muertos como consecuencia de la represión militar el pasado miércoles en la siderúrgica de Volta Redonda pesan como una losa sobre todo Brasil. El domingo se celebró en la plaza de Volta Redonda un funeral con asistenca de miles de personas, que soportaron la fuerte lluvia durante toda la ceremonia.

Las palabras del dirigente del Partido de los Trabajadores (PT), el diputado Luis Ignacio da Silva, Lula, en su columna del periódico Folha de Sao Paulo, dan idea de la repercusión psicológica de los sucesos de Volta Redonda. Escribe Lula que "el Gobierno de Sarney todavía tiene el desplante de hablar de pacto social. No es posible sentarse a la mesa y hablar de pacto cuando los tanques están disparando contra los trabajadores. La lista del pacto [se refiere a las listas de precios máximos para los productos básicos], que el Gobierno y los patrones anuncian con tanto alarde, ya está irremediablemente marcada por la sangre de los obreros".La huelga continúa en la siderurgia y en casi todas las refinerías del país. El abastecimiento de gas para cocinar y combustible para los automóviles corre peligro y empieza a faltar. Según un gráfico que publica la revista Veja, la pasada semana había más de un millón de trabajadores en huelga. No afectan estas huelgas a la empresa privada, donde capitalistas y sindicatos consiguen entenderse, a pesar de la crisis económica galopante. Son los funcionarios públicos y los trabajadores en el gigantesco sector de las empresas estatales quienes están en huelga. Las reivindicaciones alcanzan en muchos casos porcentajes superiores al ciento por ciento de los salarios actuales.

Hasta hace pocos días, el número de funcionarios en huelga llegaba a 800.000, y paralizaron el funcionamiento de 15 ministerios. La relación de huelguistas de estos días comprende, además de los funcionarios, 23.000 metalúrgicos de la siderurgia nacional, 60.000 petroleros de las refinerías, 50.000 empleados de electricidad en siete Estados, 114.000 empleados municipales de Río de Janeiro, 9.200 trabajadores del metro de Sao Paulo y 30.000 profesores y empleados de la universidad de Sao Paulo, que lleva dos meses sin clase. La huelga del sector eléctrico dejó hace días sin luz a centenares de miles de personas en Río de Janeiro. Al amparo de la oscuridad, se saquearon comercios e incendiaron vehículos de transporte.

El pacto social

El pacto social entre Gobierno, empresarios y trabajadores, que a bombo y platillo se anunció en la madrugada del pasado 4 de noviembre en Brasilia, corre el riesgo de convertirse en papel mojado, en una gota de agua sobre la chapa ardiente de una situación social explosiva. El carácter de parche de este pacto se deriva ante todo de que sólo se trata de un imperativo moral. Además, el pacto se limita a un período de dos meses, en que los empresarios asumen el compromiso de no subir los precios más de un 26,5% este mes y un 25% en diciembre. Estos porcentajes dan idea de la situación de Brasil, cuando se festeja como un éxito limitar, con un compromiso moral, las subidas de precios a sólo un 25% mensual.La crisis económica roe la sustancia democrática de la nueva república brasileña, surgida después de más de 20 años de dictadura. Las voces que advierten del peligro parten del mismo gubernamental Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB). El gobernador del Estado de Minas Gerais, Newton Cardoso, declaró días atrás que las elecciones presidenciales de 1989 corren peligro porque "la economía va mal y hay un límite de seguridad. Cuando ese límite se rompe, se produce el descontrol.

No es posible tener una elección en 1989 con una inflación del 30% al mes". El presidente del Congreso y padre de la recientemente promulgada Constitución, Ulysses Guimaraes, declaró que "esa tremenda inflación es una hidra, un monstruo capaz de destruirnos a todos".

En este marco de conflictos sociales y crisis económicas, las elecciones municipales de hoy parecen casi una anécdota sin importancia. Las portadas de las revistas de esta semana son un reflejo de la situación. El tema no es la elección municipal, que en un principio debe significar un paso más en la consolidación democrática de Brasil. La revista Isto é presenta una foto del Ejército en Volta Redonda, con obreros tendidos boca abajo sobre el asfalto. El titular dice: "El Ejército declara la guerra y la democracia queda en jaque".

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