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Comienzan las obras de la M-40, una red viaria que nacerá desbordada según el MOPU

Juan Antonio Carbajo

Veinte años después de que el proyecto se planteara por primera vez, han comenzado las obras para la construcción de la M-40, el cuarto cinturón de Madrid. Una red viaria que se verá desbordada cuando se inaugure, en 1992. Los técnicos del Ministerio de Obras Públicas (MOPU) piensan que tendrá retenciones y urgirá entonces la M-5O, el quinto cinturón. La M-40, que tendrá 58 kilómetros y cuyo presupuesto se acerca a los 30.000 millones de pesetas, pretende evitar que crucen la ciudad los vehículos de paso y conectará las seis carreteras radiales para diversificar los accesos a la capital.

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"No se trata de conseguir meter más coches en Madrid, sino que entren mejor los que hay ahora", explica Fernando Menéndez, director general de Transportes de la Comunidad de Madrid. El cuarto cinturón completará un total de 58 kilómetros -38 más que la M-30-, desde San José de Valderas, en Alcorcón, hasta el puente de los Franceses, tras pasar por Villaverde, Pavones, Hortaleza y Manoteras. Su longitud, sin embargo, será provisional porque, como ya le ocurriera a la M-30, se pondrá en marcha en 1992 sin estar cerrada por el Oeste, entre las carreteras N-V y N-VI.Para Alfonso Travesí, ingeniero jefe del área de planea miento del MOPU, con el actual crecimiento del parque automovilístico la M-40 no va a estar libre de retenciones y atascos. "La búsqueda de nuevas penetraciones deberá ser el siguiente paso, quizá antes de pensar en la M-50", afirma. Respondiendo a esta política ya han comenzado las obras de la variante de Andalucía, que le permitirá duplicar su capacidad a su entrada a la ciudad. Igual le ocurrirá a la N-II con la vía de servicio, y a la N-VI, que, a más largo plazo, tendrá su variante por el sur de Majadahonda y Pozuelo.

110.000 coches en 1987

El nuevo cinturón podrá eliminar un 20% del tráfico que circula por la M-30, aproximadamente 40.000 de los 180.000 vehículos que actualmente circulan a diario por ella. Sin embargo, el alto ritmo de matriculaciones de Madrid puede aportar los vehículos suficientes para sustituirlos. Sólo en 1987, 110.000 nuevos coches pugnaban por con seguir su hueco en el asfalto. Para 1992 serán más de medio millón. Travesí recuerda lo que ocurrió cuando se abrió la M 30: "Al principio se creía que podría descongestionar la Castellana. Con el tiempo se ha comprobado que tanto una como otra sufren atascos diarios". La historia podría repetirse.

Por su parte, el aeropuerto de Barajas ganará otros dos accesos con el nuevo distribuidor. Desde el Norte saldrá un ramal que enlazará directamente con sus instalaciones. Desde el Este, el distribuidor que unirá las carreteras N-III y N-II se prolongará hasta enlazar con el nudo de Barajas. Estos son precisamente los únicos tramos de la red en los que las obras no han comenzado.

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En la parte noroeste, la M-40 ha descartado finalmente aprovechar la avenida de la Ilustración, que cuando consolide su terreno se convertirá en el cierre oeste de la M-30. Según Fernando Menéndez, "la decisión se tomó recientemente, al considerar que la avenida de la Ilustración era un tramo demasiado urbano para las características de la M-40". La polémica avenida está recibiendo actualmente inyecciones de grava y cemento para consolidar su firme, mientras que todavía se están realizando estudios geotécnicos de la parte que falta por acometer, desde la calle de Betanzos hasta la carretera de El Pardo.

Según Travesí, cuando en 1985 se relanzó el proyecto de la M-40 se dio prioridad a la zona sur "porque, sin olvidar otros accesos, era la parte que peor estaba". Por el distribuidor sur está prevista la circulación de 70.000 vehículos diarios, mientras que en el Este el tránsito será de 60.000, y por el Norte, de 45.000. El trazado del distribuidor sur permitirá la unión de las carreteras N-V y N-IV y conexiones con las carreteras Carabanchel-Leganés y la de Toledo. Este tramo, ya en obras, se abrirá en 1991.

El distribuidor sureste enlazará la N-IV con la N-III y dará servicio principalmente a Mercamadrid y el futuro Centro de Transportes de Mercancías (CTM), por lo que será una zona con mucho tráfico pesado. Actualmente, de 3.000 a 4.000 camiones transitan diariamente por la zona. Estas obras, comenzadas recientemente, acabarán en 1990. Es la parte más cara de la M-40, debido al nudo supersur, donde convergerá la variante de Andalucía con el cinturón.

El distribuidor este unirá la N-III, a la altura de Pavones, con la N-II, en el nudo de Barajas. Las obras de esta parte son las más retrasadas. Para 1990 puede terminar la ejecución del distribuidor noreste entre la N-II y la N-I, la misma fecha de finalización que el último tramo que enlazará la N-I con la N-VI, que, finalmente, descartada la avenida de la Ilustración, se realizará más al Norte, por la vía del Arroyo del Fresno. Desde allí enlazará con la carretera de El Pardo, y los puentes del Rey y de los Franceses. Para ello se utilizarán las vías actuales, que se desdoblarán hasta conseguir tres carriles por sentido.

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