Villalba: "Soy un creyente en la pintura"
Darío Villalba ha inaugurado esta semana simultáneamente dos exposiciones, en Madrid (galería Juana Mordó) y en Colonia. Como artista y como hombre, ha encontrado en el lenguaje pictórico del expresionismo una forma de mantener el baboce interior. "Soy un pintor creyente en la pintura". afirma, y desconfía de los movimientos nacidos después del conceptualismo. "El dolor como moda es algo que me repatea", dice.
Por su carácter, difícilmente podría ser Darío Villalba otra cosa que un pintor expresionista. Sin embargo, el artista afirma que su actitud como creador es muy controlada. "A pesar de ser mi carácter tremendamente desbordante y fuerte, mi expresionismo es muy controlado, frío y distante. Normalmente el expresionismo se ha basado en lo visceral, en el esperpento, en la broma o en el desgarramiento de vísceras, o, en el caso de los jóvenes neoexpresionistas, en la forma de tratar las superficies. Para mí el cuadro es el campo de batalla de mi alma"."Yo sólo miro para adentro, y me encuentro ahí una cantidad de náufragos que me piden socorro. En la juventud yo podía socorrer a unos cuantos, en la madurez encuentro mayor serenidad para atender más espacios. La iconografía ha bajado en importancia, aunque siguen presentes el dualismo y dramatismo con registros que van desde lo lírico hasta lo cómico", dice.
"Ser expresionista es algo tremebundo, y el dolor como moda es algo que me repatea. Ser expresionista es un compromiso espantoso porque es estar siempre viviendo una contradicción interna. Para mí la única forma de que esto salga fuera es mediante la vomitona, pero controlada, pasando por el epitelio. Los juegos historicistas, las citas de otros autores u obras del pasado, nunca me han gustado. A mí lo único que me interesa es mi autobiografía metafísica interior".
"En la adolescencia y en la juventud las obsesiones son más monotemáticas, y se repiten. Yo siempre he usado las mismas imágenes -por eso utilizo el elemento fotográfico-, imágenes recurrentes en mi subconsciente como una especie de fotos fijas que se descomponen en el tiempo, fuera de las anécdotas. Ahora, con la madurez, creo que estoy en la época más plena de la creación. Ahora siento mayor libertad para usar imágenes mievas".
"Hasta el año 1983, cuando me dieron el Premio Nacional de Artes Plásticas y me hicieron la exposición en las salas de la Biblioteca Nacional, no me han reconocido en España. Además, hasta entonces se hacían lecturas muy falsas de mi obra, que sólo veían el cliché de la fotografía, y luego que si dramático y trágico", afirmó.
La exposición simultánea en Colonia es una pequeña antológica de 15 años de su trabajo en una iglesia del siglo XV, que se llama Sankt Peters Kirche. "De todas formas yo siempre he cuidado a España, y sí he encontrado apoyo en los últimos años", dice.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.