Un siglo de prostitución
P. M.La construcción de la Gran Vía, iniciada el 4 de abril de 1910, no fue capaz de eliminar la prostitución de la zona, a pesar de la demolición de casas y la desaparición y reforma de numerosas calles. Entre éstas desaparecieron algunas, como las de Justa o Ceres, en las que era habitual la presencia de prostitutas.
La actividad volvió a renacer en la calle de la Ballesta, de donde, como una mancha de aceite, se fue extendiendo a las cercanas del Barco, Valverde, Desengaño y Muñoz Torrero, ante el desinterés de las autoridades, que cuando se incrementaban las protestas se limitaban a ordenar la realización de redadas y el traslado masivo de prostitutas a las dependencias policiales de la Puerta del Sol. Pronto la prostitución saltó al otro lado de la Gran Vía y se propagó por el entorno de la calle de la Montera.
En los últimos años, sin embargo, la situación se ha agravado a causa de la conexión de la prostitución con el tráfico de drogas. La cercana presencia de la comisaría de Centro en la calle de la Luna no logró impedir que se produjera un paulatino asalto nocturno a la acera de los pares de la Gran Vía, entre Callao y la Red de San Luis.
Las protestas de comerciantes y vecinos lograron este año que la junta local de seguridad de la zona Centro reforzara las medidas policiales -en los cinco primeros meses fueron detenidas 3.100 personas- y el control de establecimientos. Se cerraron algunos bares y sex shops y se inició una batalla jurídica para clausurar las oficinas utilizadas como pensiones piratas, en un nuevo intento de acabar con lo que, por el tiempo, parece un rasgo propio de la zona.
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