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El cierre de los astilleros de Gdansk. pone en peligro el diálogo social en Polonia

Polonia aguarda con gran expectación la reacción de la oposición organizada en torno al sindicato ilegal Solidaridad ante el cierre de los astilleros Lenin de Gdansk, anunciado el lunes por el Gobierno de Mieczyslaw Rakowski, alegando razones de rentabilidad. IA decisión de cerrar los astilleros, cuna del sindicato independiente en 1980, puede suponer el rin del proyecto de mesa redonda entre autoridades y oposición antes de haber comenzado, acabando con el primer intento de diálogo entre el Gobierno y Solidaridad desde la implantación de la ley marcial en 1981.

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La llegada de la primera ministra británica, Margaret Thatcher a Varsovia, prevista para hoy, ha dado pie a los medios oficiales polacos para publicar comentarios en los que se elogia la firmeza de que Thatcher hizo gala en su pulso con los sindicatos, e intentan trazar paralelismos, entre la dama de hierro y el nuevo primer ministro, Mieczyslaw Rakowski, que ha anunciado "mano dura" en el proceso de "saneamiento económico".El líder sindical Lech Walesa, que trabaja en los astilleros, calificó el lunes su cierre como "provocación política". Walesa anunció una toma de postura del sindicato para hoy, pasada la jornada festiva del 1 de noviembre. El Gobierno había anunciado que el astillero quedará cerrado a, partir del 1 de diciembre aludiendo a sus graves pérdidas económicas.

No obstante, en medios políticos de Varsovia se consideira esta decisión como un abierto reto a la oposición y como el posible fin al período de contactos iniciado tras las huelgas de agosto pasado. Los astilleros Lenin de Gdarisk no son con mucho la empresa más deficitaria de Polonia. Su elección como primer objetivo de la reestructuración industrial. parece obedecer a la estrategia del nuevo primer ministro, Rakowski, de emprender con radicalidad la reforma económica e industrial sin recurrir a la colaboración de la oposición organizada, sino por el contrario, marginándola.

"Locura política"

"Es una locura política", manifestó ayer a EL PAIS Jacek Kuron, uno de los dos asesores del sindicato Solidaridad vetados por el Gobierno como interlocutores. "Las prespectivas para llegar ahora a una mesa son fatales", manifestó.Se espera para hoy una primera reacción de la plantilla cuando acuda al primer turno en los astilleros. Sin embargo, en una reunión mantenida anoche entre la cúpula de Solidaridad y los representantes de los astilleros se decidión no ir a la huelga hoy porque consideraron que ese es el objetivo del Gobierno que busca llegar a un enfrentamiento directo.

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Las pérdidas de los astilleros Lenin son mucho menores que las del vecino astillero Comuna de París, en Gydnia, y según medios oficiales hace pocos meses su cartera de pedidos estaba completa hasta entrado el año 19510. La oposición ha negado los motivos económicos a la decisión del Gobierno y ve en ella un nuevo paso en el enfrentamiento con Solidaridad, que comenzó con el veto a dos disidentes en la mesa de negociación, que no ha llegado a reunirse por el rechazo del Gobierno a aceptar como interlocutores a Adam Miclinik y a Jacek Kuron.

El historiador Bronislaw Geremek manifestó que "las autoridades polacas han enterrado probablemente la última oportunidad de la mesa redonda" entre Gobierno y oposición. Según Geremek, con el cierre de los astilleros las autoridades demuestran que no ven necesidad alguna de diálogo.

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