Los gastos de Pilar Miró

Tal vez a EL PAÍS no le sea interesante esta carta, pues la noticia, que comento no proviene de la lectura de sus páginas, pero considero que es de interés general, Se refiere a la respuesta que dio la señora Miró hoy por la radio referente a la factura de compra de ropa personal pagada por el Ente. La soberbia de la respuesta le produce a una no sólo indignación, sino también tristeza por la clase de gente que todo lo está invadiendo. Quizá esta señora no se da cuenta de que su cargo le fue dado, y ella lo aceptó, para prestar sus servicios profesionales a una erripresa nacional; por ello, a la señora Miró sólo se le pide que ejerza toda su profesionalidad y sabiduría en las imágenes que nos introduce todos los días en nuestras casas: que las noticias sean veraces; que los programas de los niños sean seleccionados con exquisito tacto para no deformar sus mentes con espectáculos de violencia y con anuncios engañosos; que no permita que en la casa que ella gobierna, y que debe ser difusora de cultura, se permita poner de relleno visiones de cuadros famosos acompañados de exquisita música clásica y que se corten por donde dé lugar, haciendo con ello escarnio de las creaciones más significativas de nuestra civilización; que trate con todo su afán de detener la mediocridad de los espectáculos de variedades y de los filmes que nos ponen, etcétera. Y si por alguno de estos motivos la señora Miró tiene que asistir a alguna recepción importante, no nos importa que nos represente modestamente vestida si es que su sueldo no le permite estos dispendios. Recuerdo hace bastantes años que en un viaje oficial de Jruschof a EE UU, su señora fue a todas las reuniones con el mismo trae, lo que fue muy comentado por la Prensa. Quizá nosotros estemos necesitando lecciones de modestia y austeridad parecidas.