El delirio
En Madrid no se prodigan todavía los acontecimientos culturales que hacen época, pero la más inesperada -e indeseada- casualidad ha hecho coincidir en la capital del Reino la inauguración a todo trapo del primer Auditorio Nacional para música sinfónica con el mayor acontecimiento deportivo que jamás hayamos podido presenciar.El caso es que el baloncesto ya moviliza las masas y que durante este fin de semana los Celticshan convertido a Madrid en la capital del baloncesto mundial. Ver en Madrid a los Bird, McHale, Parish y Ainge es como si en Nueva York hubieran tenido hace 25 años la oportunidad de gozar con las filigranas de los Kopa, Di Stéfano, Puskas y Gento. No es exagerado decir que los Celtics de Boston son el equipo más brillante de toda la historia del deporte profesional en el globo, con 16 títulos desde la fundación de la NBA en 1946, y 2.300 partidos ganados, y con cuatro jugadores que han acaparado 10 de los 33 títulos de jugador más valioso concedidos hasta la fecha (Bob Cousy, Bill Russell, David Covens y Larry Bird).
La oportunidad de ver juntos a cinco All Stars en el Palacio de los Deportes es auténticamente histórica pues es zon seguridad el último de us casi 10 años de jugar juntos dirigidos por Larry Bird, en tres ocasiones mejor jugador de la NBA y, para muchos -y desde luego para mí- el mejor jugador de la historia de la NBA, con permiso de su gran amigo y rival Magic Johnson. Es curioso, además, que este excelente jugador sea el prototipo del granjero de la Norteamérica profunda, amante de las hamburguesas con patatas, de la pesca y de las series de televisión de amor y lujo y de vaqueros.
Pero cuando hablamos de Boston Celtics hablamos también de profesionalidad, de juego colectivo, de tradición y de solera. Todo lo contrario a la improvisación. Ahí radica precisamente el fundamento último de su gran espectáculo. Red Auerbach, el entrenador que ganó más de la mitad de los títulos para el equipo, fue luego secretario técnico y ahora, a los 72 años, presidente, tan aferrado al puro habano como a su teoría irrenunciable: ganar. Jimmy Rodgers, el actual entrenador, lleva trabajando cinco años como ayudante a la sombra de su antecesor K. C. Jones. Y después de 42 años este equipo no ha cambiado el diseño de su uniforme verde y es el único equipo de la NBA que todavía juega en piso de parqué, el del mítico y añejo Boston Gardens.
Y un último dato para los curiosos de toda clase de sociologías- en un deporte dominado por hombres de raza negra, los Celtics han optado por la mayoría blanca, hasta el punto de que en algún,momento se puede ver en la pista a un -conjunto totalmente blanco en los descansos que necesitan Parish y Johnson. No sé si atribuírselo a la casualidad o al conservadurismo del entorno social del equipo.
En Madrid acaba de derrumbarse el muro de la ignorancia mutua entre el baloncesto norteamericano y europeo. Dentro de poco veremos una Liga que abarque a los dos continentes. El espectáculo y el delirio están servidos.
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