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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El decenio deI papa Wojtyla

AL ATARDECER del 16 de octubre de 1978, la fumata blanca anunciaba la elección de un nuevo pontífice. Seis días más tarde, Juan Pablo II inauguraba solemnemente su pontificado. Se cumplen estos días 10 años intensos del primer papa polaco de la historia. La biograria agitada de este cardenal eslavo, las palabras y los gestos de aquella primera celebración despertaron grandes y dispares expectativas. El más joven de los papas del siglo XX corona ahora la década en la cátedra de Pedro a los 68 años, la edad en que fue elegido León XIII, el papa del cristianismo social y el único de este siglo que llegó a celebrar las bodas de plata con la más alta magistratura de la Iglesia.En el decenio de Karol Wojtyla abunda más la novedad que la rutina. No intentamos hacer un balance. Destacamos, lógicamente, su identificación con los medios audiovisuales. Ésta es, sin duda, una de sus características principales. La revolución de Gutenberg transformó a los auditores en lectores. La necesaria y creciente comunicación escrita de toda la Iglesia con el Papa convirtió a la curia romana en una enorme máquina burocrática, y al pontífice, en el ejecutivo de una gigantesca organización mundial. Pero ahora no estamos ante un burócrata, sino ante un actor que se mueve con soltura en un escenario electrónico tan grande como el planeta.

Pablo VI había realizado ya nueve viajes, pero todos ellos tuvieron el carácter extraordinario de presidir congresos, visitar personajes u ocupar la tribuna de organismos internacionales. Los 40 viajes de Juan Pablo II demuestran la estrategia geopolítica del que ya se ha convertido en el líder más famoso de la comunicación directa. Le han visto de cerca los niños de las aldeas africanas, los indios de América y los marginados de Asia y Oceanía. Este fenómeno no se puede contemplar solamente como un acontecimiento histórico. Revela la nueva estrategia del gobernante que ha roto el marco tradicional de la imprenta.

Los sondeos de opinión hablan de un papa mucho más popular que obedecido. Se sitúa en el corazón de los problemas contemporáneos: la paz, la justicia, la doble tragedia del armamento nuclear y del desequilibrio económico que empuja hacia la miseria a una buena parte del planeta. Pero cuando se presenta como poseedor de la verdad sobre el hombre y defiende a la comunidad, su proyecto es peor comprendido, porque sus palabras suenan a una mera reafirmación del poder tradicional de la Iglesia, de sus métodos y modelos culturales, que la fe por sí sola no es capaz de adaptar a la complejidad de nuestro tiempo.

Pío XII gobernó la Iglesia durante 19 años, y Pablo VI, durante 15. La singularidad personal de Juan Pablo II, sus cualidades extraordinarias de comunicador, han provocado un sobresalto sin continuidad. A un decenio de comunicación masiva podría suceder otro de persuasión personal, so pena de que este pontificado se reduzca a un mero paréntesis en la historia de la Iglesia.

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