Una sacerdotisa recibe al Papa en una iglesia luterana
Juan Pablo II dedicó su jornada de ayer en Estrasburgo al ecumenismo al encontrarse con la comunidad judía y con la poderosa Iglesia luterana, cuyos fieles -200.000 y 226 pastores, de los que 29 son mujeres- suponen un tercio de la región. La sacerdotisa Thérèse Klipffel, ex presidenta de la Iglesia reformada de Lorena y Alsacia, fue quien recibió ayer tarde al papa Wojtyla a su llegada a la antigua iglesia luterana de Santo Tomás, estimulándole a ir más allá de las disputas bizantinas entre protestantes y católicos para poder ser juntos, dijo, "fermento en la edificación de esta Europa que aspira a la justicia y a la paz, pero que no es capaz de encontrarlas con sus solas fuerzas".
El acto litúrgico ecuniénico se abrió con las notas del famoso órgano de J. A. Silbermann construido en 1740. El pastor luterano Michel Hoeffel pronunció un discurso ante el Papa que el mismo Juan Pablo II en su respuesta calificó de "muy franco" y en el que puso de relieve que "las instituciones no tienen el dere cho de frenar la libertad que nos ha traído Cristo". El pastor protestante le dijo al Papa que la imposibilidad de celebrar juntos la Eucaristía, cuestión que divide aún profundamente a luteranos y católicos, no es por causa de la Eucaristía, "sino más bien de los que la celebran", refiriéndose a sacerdotes y obispos. Y concluyó diciendo que "no hay que trabajar en la construcción de una Europa católica o protestante, sino más bien de una Europa que sepa descubrir a través del Evangelio su papel a favor de la justicia, la paz y la salvaguardia de la creación".El papa Wojtyla le respondió que el problema de no poder celebrar juntos la Eucaristía no es una simple dificultad de "disciplina eclesiástica", sino que es un problema "de fe" al que los católicos no pueden renunciar. Pero añadió que eso no impide que luteranos y católicos puedan ya desde ahora trabajar juntos en la promoción social y que Dios podrá hacer un día el milagro de que se cumpla "lo que hoy", dijo, "parece imposible".
El pastor de la iglesia en la que se celebró el rito ecuménico Reinhard Wildt, dijo a EL PAÍS que para la comunidad luterana iba a ser muy importante esta visita del Papa a los luteranos de Estrasburgo, ya que, afirmó, "no nos podemos olvidar de los tiempos en los que los católicos nos decían a los protestantes que nos íbamos a ir todos al infierno".
También con la comunidad judía Juan Pablo II insistió en que católicos y judíos deben contribuír a la creación de una Europa más humana y más justa, y exclamó: "Yo repito hoy de nuevo aquí mi firme condena de todo tipo de antisemitismo y racismo que se oponen a los principios del cristianismo y que no encuentran ninguna justificación cultural".
Y añadió: "Por dicho motivo tenemos que eliminar todo tipo de prejuicio religioso que la historia nos ha presentado como inspirado en los estereotipos antijudíos o en contradicción con la dignidad de cada persona".
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