Sólo quedan tres
Mijail Gorbachov se deshace de la herencia del pasado y limpia la cúpula soviética
El 11 de marzo de 1985, el cadáver de Constantin Chernenko yacía, cubierto de flores, en la Sala de las Columnas de la Casa de los Sindicatos de Moscú, y para rendir homenaje a la "memoria del insigne activista del partido y del Estado", los hombres entonces al frente de los destinos de la URSS se acercaron al féretro y se alinearon junto a él. Los que acudieron eran 20 en total, contando 15 de los 16 miembros del Politburó (10 de pleno derecho y seis suplentes) y los cinco secretarios del Comité Central sin puesto en el Politburó. No sólo estaban despidiendo al líder sin pena ni gloria de poco más de un año: despedían una época, y en su mayoría estaban asistiendo simbólicamente a su propio funeral. Tres años y medio después, 14 de los asistentes son cadáveres políticos; otros tres (Vorotnikov, Chebrikov y Ligachov) parecen haber tocado techo en sus carreras, o incluso perdido influencia, y sólo Gorbachov, Shevardnadze y Rizhkov parecen hallarse cómodamente instalados en sus posiciones, o incluso, en los dos primeros casos, haber ganado influencia.
En una serie de hábiles maniobras por sorpresa que han producido compromisos cada vez más favorables, Gorbachov fue deshaciéndose de la herencia del pasado. Víctor Chebrikov, el jefe del KGB; Nikolai Rizhkov, por entonces secretario del Comité Central a cargo de cuestiones económicas, y Egor Ligachov, también secretario del Comité Central encargado de cuestiones organizativas, fueron ascendidos a miembros de pleno derecho del Politburó el 23 de abril de aquel mismo año (el pleno de abril). Con ello se agrupaban las fuerzas para una ofensiva cuya primera victoria, el 1 de julio, fue el cese de Grigori Romanov, el antiguo jefe del partido en Leningrado, cuyo estilo de vida opulento encajaba en los parámetros de la época de Leonid Brezhnev.Los sucesivos relevos que apartaron del poder al jefe de Gobierno, Nikolai Tijonov; al jefe del partido en Moscú, Víctor Grishin, o al jefe del partido en Kazajstán, Dinmuhamed Kunaev, se quedan, sin embargo, muy por debajo, por su envergadura y sofisticación, del golpe de Estado palaciego que el 30 de septiembre barrió a cuatro miembros del Politburó (Gromiko, Solomenzev, Dolguik y Demichev) y redujo, según observadores políticos soviéticos, la influencia de Víctor Chebrikov y Egor Ligachov. Chebrikov dejó la presidencia del Comité de Seguridad del Estado (KGB) para dirigir una Comisión de Derecho y Egor Ligachov fue encargado de la Comisión de Agricultura. Estas comisiones son una nueva estructura organizativa del aparato del Comité Central, hasta ahora formado por departamentos.
Ligachov, en su calidad de número dos del PCUS, presidía las reuniones del Secretariado y organizaba el trabajo cotidiano. Además, se respqnsabilizaba de cuestiones ideológicas, una competencia que ha visto mermada por el papel cada vez más activo de Alexandr Yakoviev. Su nombramiento al frente de la Comisión de Agricultura, un campo del cual es responsable Víctor Nikonov en el Secretariado del Comité Central, y la creación de una Comisión de Ideología, que dirige Vadim Medvedev, han producido la impresión de que Ligachov ya no es el número dos en la dirección soviética. Sin embargo, Ligachov podría no estar dispuesto a encajar tan fácilmente en el esquema. A finales de esta semana un alto representante gubernamental expresaba a esta corresponsal sus reservas ante las conclusiones precipitadas. "¿Quién ha dicho que Ligachov no se encargue de ideología? La agricultura no es incompatible con la ideología; Gorbachov se ocupó en el pasado de las dos cosas. Además, la ideología se puede compartir. ¿Acaso no la compartieron Ligachov y Yakovlev?". Las palabras del alto funcionario podrían indicar que Ligachov, como tantas veces hiciera en el pasado, no está dispuesto a que le digan lo que tiene que hacer. "Sus injerencias se hicieron físicamente insoportables este verano", opinaba un escritor que consideraba la intervención de Ligachov en la ciudad de Gorki el 5 de agosto como "la gota que colmó el vaso". En un discurso ampliamente recogido por la televisión, Ligachov expresó sus reparos ante los factores de mercado que se introducen en la economía, dijo que las huelgas no son compatibles con el estatus de comunista y, sobre todo, se metió con los fundamentos de la política internacional soviética.
Asuntos ideológicos
Funcionarios soviéticos en el terreno cultural creen que Yakovlev va a seguir ocupándose de asuntos ideológicos, siempre y cuando éstos tengan una proyección exterior, desde su cargo de presidente de la Comisión de Internacional. Vadim Medvedev, opinan estos medios, se concentrará en las cuestiones ideológicas más ligadas con la política interior y sobre todo con la economía. Medvedev, que como YakovIev procede de la región rusa de Yaroslav, es miembro corresponsal de la Academia de Ciencias y autor de varios trabajos de economía política.
Hasta el pleno del Comité Central, Ligachov y Yakovlev han sido puntos de referencia -de conservadurismo y de permisividad- pára los sectores sociales movilizados por la reforma. Sus decisiones a menudo han sido contrapuestas. La Prensa soviética, a la que, según fuentes bien informadas, le han llovido este verano las cartas contra Ligachov, se ha abstenido de publicar estos materiales. Sólo en contados casos la crítica ha llegado al papel impreso.
Tras el pleno del Comité Central y la sesión del Soviet Supremo de la URSS, Ligachov no ha aparecido en público ni siquiera para asistir a la sesión del Soviet Supremo de la República Federativa Rusa o a la cena de gala en honor del presidente rumano Nicolae Ceaucescu.
Gorbachov, que regresó de sus vacaciones a principios de septiembre, pasó unos días en Moscú antes de partir para Krasnoyarsk, en Siberia, una enorme región donde fue primer secretario entre 1969 y 1972 Vladimir Dolguij, jubilado en el último pleno como secretario del Comité Central y miembro candidato del Politburó. El aprovisionamiento en Krasnoyarsk es tan malo que un habitante de la zona dice que "de vez en cuando nos echan carne" para referirse a la aparición esporádica de este producto en las tiendas. La diferencia con el pasado está, dice, en que "en época de Brezhnev nos echaban huesos pelados como si fuéramos perros". La población de Krasnoyarsk no se mordió la lengua a la hora de expresar su insatisfacción a Gorbachov.
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