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Hacia el mercado único de la defensa

Los aliados europeos quieren reforzar su cooperación armamentista

Los aliados europeos de Washington parecen proclives a reforzar su cooperación armamentista y algunos son incluso partidarios de intentar ampliar el famoso Mercado único de los doce de 1993 a la industria militar para reducir su dependencia tecnológica y competir así en mejores condiciones en este campo con Estados Unidos. "El camino para la consecución de unas relaciones transatlánticas más saneadas pasa por el mercado único de la defensa en Europa", asegura, por ejemplo, un reciente informe patrocinado por el Ministerio de Defensa español.

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Desde hace 12 años todos los países europeos miembros de la OTAN, excepto Islandia, poseen un foro para intentar coordinar la fabricación de material bélico y homogeneizar su armamento: el Grupo Europeo Independiente de Programas (GEIP), que toda vía preside el ministro español de Defensa, Narcís Serra.La labor del GEIP no se ha plasmado hasta el momento en ningún éxito de cierto alcance, aunque, como señala el informe del consulting privado Grupo de Estudios Estratégicos (GEES) remitido al Ministerio español de Defensa, 1a desigual relación de intercambio" entre EE UU y Europa en el campo de la adquisición y producción de armamento ha "mejorado sensiblemente" No parece, sin embargo, que pueda mantenerse esta tendencia, porque "el desequilibrio hoy existente responde a una causa estructural: en el mercado de la defensa, Europa no existe; existen los países europeos individualmente ( ... )".

De ahí que algunos aliados europeos empiecen a barajar una alternativa al grupo, cuando, paradójicamente, éste da la impresión de emerger de su largo letargo. Alentados por los 13 titulares de Defensa del GEIP, que se reunieron a mediados de septiembre en Salon de Provence (Francia), los directores generales de armamento aprobaron dos semanas después en Roma un "plan de acción para un mercado europeo de armamento".

El plan será sometido el 9 de noviembre en Luxemburgo a los ministros, que tendrán además que designar al nuevo presidente del GEIP -Turquía y el Reino Unido se disputan el puesto- y debatirán también del reforzamiento de la secretaría permanente que una mayoría de países quieren en Bruselas pero que Francia pretende instalar en Lis boa para, según fuentes diplomáticas, alejarla de la influencia norteamericana.

Paralización del GEIP

La paralización del grupo había incitado, sin embargo, en estos últimos tiempos, a países como Holanda a buscar un foro de re cambio. A mediados del mes pasado Jan van Houwelingen, secretario de Estado de Defensa de los Países Bajos, remitió a la Cámara de Diputados holandesa un informe gubernamental en el que preconiza la "creación entre los países europeos de un mercado abierto para el material de defensa con vistas a mejorar la competitividad de las industrias europeas de armamento" con la norteamericana.

A pesar de que el artículo 223 del Tratado de Roma, que dio lugar a la CE, excluye la defensa de las competencias comunitarias para no recortar la soberanía nacional en un tema tan delicado, Van Houwelingen insiste en que "a largo plazo" sólo la CE puede "disponer de los instrumentos jurídicos y administrativos necesarios" para llevar a cabo la integración de las industrias de armamento como en su día fomentó la de la agricultura.

El Acta única Europea, que entró en vigor en julio del año pasado, matiza, sin embargo, el Tratado fundacional al otorgar cierta incumbencia a Bruselas en los aspectos económicos de la defensa, y esta perspectiva incitó al presidente de la Comisión Europea, el francés Jacques Delors, a crear a principios de 1987 lo que en la jerga comunitaria se llama una célula de reflexión sobre la cuestión.

Pero las reflexiones sólo han suscitado hasta ahora una tímida iniciativa. A finales de la primavera el Ejecutivo comunitario entabló consultas con los Estados miembros para evitar que abusen del artículo 223 y limiten todo lo posible la lista de material bélico que importan sin someterlo el arancel comunitario.

Después de proponer que los líderes de los doce dediquen una cumbre extraordinaria a la defensa, Delors se muestra ahora mucho más cauto, y repite, según fuentes allegadas al presidente, que limitarse en Bruselas a abordar la cuestión defensiva por el aspecto económico es un poco ridículo, pero que los "espíritus no están aún maduros" para que la CE pueda presentar un planteamiento global. Su prudencia aconseja a Delors esperar a la eventual evolución de la Unión de Europa Occidental (UEO). Aun en el supuesto de que los siete miembros de la UEO, en la que ingresarán pronto España y Portugal, tuviesen la voluntad política de trasladar o compartir con la CE competencias en materia de defensa, subsistirían serios obstáculos institucionales, como la pertenencia a la Comunidad de un país neutral (Irlanda) mientras dos destacados miembros europeos de la OTAN (Noruega y Turquía) no forman parte del club de los doce.

A estas trabas se añadiría la reacción a esta hipotética iniciativa comunitaria de unos EE UU que, según el informe del Grupo de Estudios Estratégicos, "pueden sentir amenazada una franja de sus ventas a Europa a la vez que un notable incremento de la competencia de las ventas en el mercado internacional".

Sugiero añadir la siguiente frase a mi crónica GEIPS sobre el mercado único del armamento:

Un anticipo de la actitud norteamericana fue dado por el secretario adjunto de Defensa, William Taft, que a su paso el pasado miércoles por Bruselas advirtió a los embajadores aliados con una dureza verbal sin precedentes sobre las consecuencias que tendría la aplicación por la CE de su arancel común a las importaciones de armamento estadounidense.

Aunque reconoce que para reducir la dependencia europea de EE UU "un paso fundamental consiste en la liberalización del mercado de la defensa y la constitución de un mercado único de armamentos" en Europa, el informe del Grupo de Estudios Estratégicos, que obra en poder de Serra, apunta en sus conclusiones a que, ante la previsible reacción hostil de Washington, "la solución podría pasar por retomar la idea del mercado transatlántico", que abarque a los países occidentales a ambos lados del océano. Queda por ver si el ministro que preside el GEIP compartirá esta postura.

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