Retrato del manifestante adolescente
Es joven, estudiante o parado, y "está harto", el manifestante corriente que desde hace tres días -de Bab el Oued a El Biar, de Ben Aknun a El Harrach- acosa a las fuerzas del orden, realiza actos de saqueo, en una oleada de violencia jamás vista desde la independencia de Argelia, en 1962.Los jóvenes están cansados de vivir mal. Quieren ser "una juventud en pie". Confinados en viviendas exiguas, tienen la sensación de estar excluidos de la sociedad. No se conforman más con los desahogos semanales en los estadios. La juventud ha elegido blancos muy simbólicos: el de la penuria, el del lujo y el del fracaso escolar.
Símbolo de la penuria, los Suk Al-Fellah. Estos supermercados estatales habían sido concebidos originalmente para satisfacer los deseos de los habitantes más modestos. Pero desde hace algunos años están prácticamente vacíos. Estos días han recibido la visita de los manifestantes.
Símbolo del lujo, el centro comercial y de esparcimiento Riad Al-Feth. Situado sobre las alturas de la capital. Normalmente faltos de medios, los jóvenes no pueden acceder a sus boutiques, en las que a veces es necesario pagar en divisas; a sus cines, siempre demasiado caros. Tres plantas del centro han sido devastadas y vaciadas de sus mercaderías.
Símbolo del fracaso escolar, el Ministerio de Educación y de la Juventud. Sus instalaciones han sido incendiadas; los informes, esparcidos en las calles adyacentes: 26 años de archivos perdidos para siempre. Los jóvenes argelinos han tomado como modelos a sus congéneres lejanos: los niños de la revolución de las piedras de los territorios ocupados por Israel.
Han aprendido la técnica de la batalla callejera: utilizan neumáticos incendiados y piedras de las obras en construcción abandonadas. Su táctica consiste en evitar cargas frontales, atacar por sorpresa y dispersarse en las calles adyacentes para reaparecer detrás de las fuerzas del orden.
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