Una niña de 6 años, última víctima de una ola de crímenes sexuales en Francia
Sandrine Avrillon, de seis años de edad, vecinade Reims, es la última víctima de la siniestra epidemia de crímenes sexuales que conmueve a la opinión pública francesa y que parece declararse precisamente en los meses de verano.El cuerpo de Sandrine fue hallado el lunes, tres días después de su desaparición, en un cuarto trastero del propio inmueble donde vivía, en un barrio obrero de Reims, con signos inconfundibles de haber sido violada y horriblemente estrangulada y destrozada hasta la muerte. Un joven vecino, de 21 años y parado, que vivía en el mismo bloque, ha confesado la autoría del crimen a la policía después de su detención.
Éste es el cuarto caso conocido de una niña que muere en manos de un adulto en los últimos dos meses. La Asociación de Defensa de los Niños Maltratados ha organizado un llamado teléfono verde para atender con urgencia las denuncias de violencias contra la población infantil y ha hecho un llamamiento para la creación de una instancia pública de lucha contra este tipo de crímenes.
La muerte de la pequeña Sandrina, que sucede a la de Céline Jourdain (siete años) en los Alpes de la Alta Provenza, a la de Lamia Rezzig (tres años) en Roubaix -ésta a manos de su madre-, a la de DelphÍne Boulay (10 años) en Calvados, todas entre fines de julio y agosto, refuerza también la posición de los movimientos en favor del restablecimiento de la pena de muerte.
La muerte de Céline a manos de dos marginados del vecindario dio lugar a una gran manifestación, en la que los militantes de extrema derecha desempeñaron un papel nada desdeñable, en favor del restablecimiento de la condena capital, abolida con los socialistas después de la llegada de François Mitterrand a la presidencia de la República. A la psicosis producida por la epidemia de crímenes sexuales se suma la mitología creada en torno a la desaparición de personas y a la evidencia de que la población infantil sufre en numerosos casos las violencias y las sevicias de la población adulta, y frecuentemente de sus propios padres.
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