Ozal, juicio por referéndum
El primer ministro turco se juega su futuro en la consulta del domingo
El anuncio por el primer ministro turco, Turgut Ozal, de que dimitirá y se retirará de la política según el resultado del referéndum del próximo domingo ha convertido esta consulta sobre un tema menor (el adelantamiento en unos meses de la campaña electoral) en una apuesta de enorme importancia. Ésta puede decidirse por el juicio popular a una política económica ultraliberal que ha supuesto enormes inversiones en infraestructura, pero que últimamente ha ahondado dramáticamente las diferencias sociales.
El referéndum se ha convertido en un voto de confianza sobre Ozal, líder del Partido de la Madre Patria (PMP). Éste, aprovechando el vacío político creado por los militares tras el golpe de estado del 12 de septiembre de 1980, fue elegido por primera vez en noviembre de 1983. Cuatro años después fue reelegido con el 36%. de los votos, lo que le proporcionó el 65% de los escaños del Parlamento (292 de un total de 450). Pero los dos períodos de gobierno han sido muy diferentes. La estabilidad política y la instauración de una economía de libre mercado fueron las componentes esenciales de los primeros cuatro años de Ozal en el poder, que significaron un impulso de importancia histórica en el marco del cual se renovaron los cuadros dirigentes con tecnócratas que no pertenecían a la clase política tradicional. Ozal se forjó así una imagen de pragmático y realista.Para el primer ministro, la decisión más importante de sus cinco años en el Gobierno fue la demanda de plena integración en la Comunidad Europea, presentada en abril de 1987. Turquía es ya miembro de varias organizaciones occidentales (la OTAN, la OCIDE, el Fondo Monetario Internacional y el Consejo de Europa, entre otras), y con la petición daba un paso decisivo para ocupar su lugar en Europa.
Una apreciable estabilidad política ha reinado en el país en estos años, a la que se ha unido una calma en el frente de la seguridad, tras la oleada terrorista anterior a 1980, empañada por la decisión de la guerrilla nacionalista kurda de volver a tomar las armas en agosto de 1984. Desde entonces, más de 2.000 personas han muerto en choques violentos en el sureste del país, donde la etnia kurda es mayoritaria.
Liberalización económica
Partidario de una política económica ultraliberal, Ozal emprendió un vasto programa basado en la liberalización progresiva de los cambios, la privatización del sector público, el levantamiento de las barreras a la importación, el desarrollo de las exportaciones y las inversiones extranjeras y la instauración del IVA. Se pretendía facilitar la integración en Europa de la 'economía turca, hasta entonces dominada por el Estado.Por otra parte, el Gobierno hizo grandes inversiones en proyectos de infraestructura: electrificación de todos los pueblos, construcción de autopistas, canalizaciones, viviendas sociales, desarrollo de las comunicaciones y puesta en marcha del proyecto del Sureste de Anatolia, que permitirá irrigar millones de hectáreas. Sin embargo, se han ampliado las diferencias sociales ante la ausencia casi absoluta de política social y una inflación imparable que superó el 50% en 1987. Las clases medias sufrieron, y siguen sufriendo, las consecuencias de la situación.
En el segundo período de Ozal, iniciado hace 10 meses, los turcos han conocido una inflación galopante (el Gobierno reconoce el 78%, y los economistas creen que alcanzará el 100% este año) que ha reducido de manera radical la popularidad del primer ministro. Ozal aplica una política inflacionista para mantener un elevado crecimiento económico. Se ha sabido, por otra parte, que el 25% de las exportaciones (cifradas oficialmente en 12.000 millones de dólares) eran más fruto de la imaginación que de los hechos. A todo ello se añade la deuda externa, que ha pasado en cinco años de 18.000 millones de dólares a 42.000 millones (50.000 millones, según la oposición).
Ozal está mostrando últimamente un peculiar entendimiento de lo que debe ser la democracia. No duda en chantajear económicamente a la Prensa aumentando en un 200% el precio del papel ni en dirigir el país con ayuda de su familia, marginando de decisiones importantes al Gobierno y a su propio partido.
Ante este panorama, Ozal agita el espectro de los violentos años setenta: "Yo o el caos". Dentro de dos días se sabrá si los turcos se tragan esta píldora.
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