Una familia desahuciada de una vivienda vive en un coche
José Hernández, de 46 años; su esposa, María del Carmen Santos, de 37, y dos de sus hijos, Gema, de 13, y Marco Antonio, de 8, viven actualmente en un viejo coche aparcado en la esquina de las calles de Vicente Espinel y Gómez de Avellaneda, en el distrito de Ciudad Lineal. Un tercer hijo, Roberto, de 16 años, duerme en otro coche cercano, propiedad de un amigo, que se lo deja para que la familia pueda dormir con un poco más de comodidad.
José Hernández nació y vivió toda su vida en la calle de Juan Pascual, situada apenas a un centenar de metros de su actual domicilio con ruedas. "Hace poco me echaron porque no podía seguir pagando el alquiler. Cambiaron la cerradura y nos vimos en la calle con la ropa que teníamos puesta". José Hernández, albañil de profesión, hace cinco años que no puede trabajar por una enfermedad de pulmón por la que ha estado hospitalizado cerca de un año. "Muchas veces que trabajé de albañil fue sin contrato, y no cotizaba a la Seguridad Social".La familia come de la solidaridad de los vecinos del barrio, a los que conoce de toda la vida: "Yo hago recados para los bares; a mi mujer la avisan de cuando en cuando para que limpie en alguna casa. En los bares nos dan de comer a veces por amistad, y dormimos en el coche. No sé qué vamos a hacer; en el coche no podemos seguir. Estas noches atrás ya hemos sentido un poco de frío, y el tiempo va a peor". El vehículo, un viejo Seat destartalado, tiene las ventanillas tapadas con cartones para dar una ilusión de intimidad, y en su interior se echan como pueden los dos niños en el asiento trasero, entre bolsas de ropa y objetos salvados del naufragio.
La familia no tiene ningún recurso, excepto pequeñas ayudas económicas que les da Cáritas de cuando en cuando. El coche desguazado tampoco es suyo. Fue comprado a un amigo en un desguace para aprovechar el motor, y lo aparcaron ahí para que Hernández y su familia pudieran aprovecharlo. El hijo mayor ha encontrado un trabajo eventual en una hamburguesería cercana. Los niños, afortunadamente, empezarán a comer caliente a partir del 1 de octubre, cuando funcione el servicio de comedor del colegio público en el que no pagan nada, al estar becados.
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