Una 'cumbre' sin precedentes
Botha buscará aprovechar con fines electorales su reunión con Chissano en Mozambique
La cumbre de Songo, entre los presidentes de Suráfrica y Mozambique, Pieter Botha y Joaquim Chissano, respectivamente, iniciada el lunes, constituye un hecho sin precedentes y un triunfo diplomático y político que el mandatario surafricano tratará de aprovechar para fines electorales, para contrarrestar los ataques cada vez más contundentes de los ultranacionalistas blancos de su país.
Mozambique, que fue en 1984 el primer Estado africano, negro y marxista por añadidura, en atreverse a desafiar las sanciones de la OUA, negociando abiertamente con Pretoria el Tratado de Paz y Cooperación de N'Komati, acaba de dar un nuevo paso en el sentido de la normalización de las relaciones con Suráfrica con este encuentro de los jefes de Estado en pleno territorio mozambiqueño, en la localidad de Songo, en las proximidades de la central hidroeléctrica de Cabora Bassa, que portugueses, surafricanos y mozambiqueños se comprometieron hace unos meses a volver a poner en funcionamiento.Los temas de interés común que los dos estadistas analizan, según fuentes oficiales de ambas partes, son, sin embargo, secundarios, a escala regional, en relación al precedente abierto por el presidente Joaquín Chissano, invitando a Botha y aceptando que la visita del jefe de Estado surafricano se realice en este preciso momento, cuando no están aún concluidas las negociaciones con Angola, Estados Unidos y Cuba sobre la independencia de Namibia.
Varios indicios llevan a interpretar la realización de la cumbre mozambiqueño-surafricana como la confirmación de que las negociaciones de Brazzaville se encuentran prácticamente concluidas.
La presencia de Botha en Mozambique es la confirmación de los progresos importantes realizados la semana pasada en Brazzaville, progresos reconocidos por el jefe de la delegación surafricana, Neil van Heerden.
Noticias no confirmadas ni desmentidas oficialmente aseguran que permanecieron en Brazzaville después de la salida de lo jefes de las delegaciones, angoleños y surafricanos, entre ellos el jefe del Estado Mayor de Pretoria, general Joahannes Geldenhuys.
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