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Francisco Amaya

ha tenido que personarse en la delegación de Hacienda de Zafra (Badajoz) para responder a la notificación en la que se pedía a su abuelo Francisco Amaya Casimiro, fallecido en 1934, que presentara la declaración de la renta de 1987 en un plazo máximo de 15 días. A pesar de su testimonio, una de las funcionarias exigió al nieto el documento nacional del difunto, a lo que Amaya replicó que en la época del fallecimiento no existía este documento. "A pesar de mis aclaraciones", explicó, "la funcionaria continuaba tecleando en el ordenador un número, tras el que se sucedía el nombre de mi abuelo". Finalmente, Amaya decidió pedir un certificado de defunción para evitar mayores males al abuelo.

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