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Bush y Dukakis inician su campaña empatados

Francisco G. Basterra

George Bush y Michael Dukakis iniciaron ayer oficialmente, en la tradicional Fiesta del Trabajo de Estados Unidos, la campaña electoral, intentando que un electorado muy volátil, que quiere una ligera correción de rumbo, pero no un cambio de dirección política, elija una de las dos opciones. Pero los sondeos (70 días antes del voto decisivo del 8 de noviembre) reflejan un virtual empate entre el vicepresidente república

Ninguno cuenta de partida con una base regional sólida, y los grandes Estados que decidirán, como Tejas y California, están en el aire. Todo indica que puede ser la elección más reñida desde que John Kennedy derrotó a Richard Nixon, en 1960, por unos miles de votos.Ni Bush ni Dukakis tienen a estas alturas unos seguidores muy comprometidos, y, un 25% del electorado continúa dudando sobre su opción. Algo que probablemente ocurrirá hasta la última semana de la campaña, dependiendo del comportamiento de los candidatos en los debates televisados, de cómo proyecten su personalidad -débil en ambos casos- en estas nueve semanas y de cualquier error que puedan cometer.

Habrá, al parecer, sólo dos debates. Bush se niega a aceptar cuatro, como pide su rival, considerado un mejor polemista ante las cámaras, y no quiere ninguno en los últimos 10 días de la campaña. Acontecimientos externos, que la Administración puede ingeniar y rentabilizar, como un posible encuentro Reagan-Gorbachov en la ONU este otoño, pueden también ayudar a Bush y demuestran la ventaja que tiene, en cualquier elección, el que ostenta el poder.

Un país despolitizado

Un país más despolitizado que nunca tras ocho años de reaganismo y sin grandes cuestiones que dilucidar inició ayer la cuenta atrás que culminará el 8 de noviembre, al tiempo que se lanzaba como poseso a los grandes almacenes. El Labour Day, frontera del fin del verano y del comienzo del curso escolar, es la jornada de las mayores rebajas del año. Esta imagen de una América alegre y confiada es el principal obstáculo con el que choca Michael Dukakis.Su rival, Bush, enarbola el mensaje de paz y prosperidad. El gobernador de Massachusetts intenta algo muy dificil: convencer a la clase media de que la bonanza económica del reaganismo es sólo una ilusión que ha afectado fundamentalmente a los que ya eran ricos. Dukakis acudió ayer a Detroit -corazón industrial del país- para hablar ante un mitin de trabajadores, al igual que hiciera Kennedy, a quien quiere imitar, el Día del Trabajo de 1960. Bush prefirió California, el Estado que puede conceder la presidencia a uno u otro.

El candidato demócrata juega con el llamado factor de ansiedad. Los estudios señalan que, a pesar de la buena marcha de las estadísticas económicas, la ciudadanía está inquieta por el futuro económico. Para Dukakis, se trata de sembrar las dudas entre los llamados "demócratas de Reagan", clase media trabajadora, conservadores que cambiaron de partido pasándose al actual presidente en 1980 y 1984. A éstos -católicos del norte de EE UU y blancos de derechas del sur-, Dukakis les pide que vuelvan al redil y les explica que, ajustada la inflación, la renta familiar no ha aumentado desde 1973. Las estadísticas parecen darle la razón. El número y la suerte de los pobres ha aumentado durante la presidencia de Reagan. El mensaje de Dukakis es pesimista. Y el pesimismo, como ha demostrado la presidencia de Reagan, es catastrófico políticamente.

El gobernador de Massachusetts tiene que definir un mensaje positivo a la vez que se defiende de un incesante ataque negativo de Bush, que le pinta como un liberal peligroso, antipatriota, derrotista ante la URSS Y que pondría en peligro todo lo conseguido en los últimos años. Esta estrategia ha dado resultado y, en unas semanas, George Bush ha superado los 17 puntos que le separaban de Dukakis.

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